Pertrechados, rebosantes,
y en el nombre de María,
en feliz feligresía
ya salen los rocieros,
entre el tonillo fiestero
con los pinares por guía,
tras sevillanas de antes,
pertrechados, rebosantes,
y en el nombre de María.
Y allí no falta ni uno.
Y allí no farta de ná.
“Sí, el mañana llegará,
pero llegará mañana…
Que mi alma es hoy Doñana,
y mi camino de arena”
—piensan hoy tantos romeros
que al encuentro del sendero
van prendados de alegría,
extasiados, anhelantes,
pertrechados, rebosantes,
y en el nombre de María—.
Carriolas van perfectas;
los caballos, preparados;
los boyeros bien calzados;
las flamencas van de seda:
todos, a un son, desenredan
con su pisada el lindero,
perfumando el sonajero
más central de Andalucía:
ser, cantando, los de antes,
pertrechados, rebosantes,
y en el nombre de María.