In Memoriam. A mi gran amigo Mariano Moreno Soto

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Estando de viaje, me llega una llamada comunicándome: «Mariano ha muerto». Me quedé hecho un trapo. Días antes estuve visitándole en el Hospital «Virgen del Rocío» por una recaída de gravedad que había. No puedo olvidar, estando a los pies de su cama, que al saludarlo le di la mano y un beso, cogiendo mis manos, me apretaba queriéndome decir algo, pero no le entendía, y con una pequeña sonrisa, me mantuvo cogido hasta que me despedí de él. Esta vez fue la última que lo vi.

Durante su larga enfermedad lo visitaba en su casa, y cuando tardaba en volverlo a visitar, me reñía cariñosamente. Hablábamos de futbol, especialmente de nuestro Betis, de Hermandades y de Iglesia. Recordábamos los tiempos de juventud, y nuestras pequeñas «batallitas», nos hacía reírnos. Lo pasábamos muy bien.

Yo me imagino cómo estarás en el Cielo. Se acabó el dolor, tus limitaciones físicas, y tus sufrimientos, que llevaste como un auténtico hombre y mejor cristiano. Hoy estarás con tus Cristos de La Borriquita, Oración en el Huerto y Gran Poder, acompañados de la Virgen de la Estrella, del Mayor Dolor, Mayor Dolor y Traspaso y  tu Virgen de Valme. ¿Cabe mayor alegría? En esos momentos de felicidad, intercede por nosotros, especialmente por tu ejemplar compañera Dolores, y el regalo de tu hijo Mariano, que te quisieron a pleno corazón, sin limitaciones.

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Cuando estés reunido con tus amigos, especialmente con tu padre, dales un abrazo en nuestro nombre, y cuéntales cómo les recordamos de siempre. Amigo Mariano, un fuerte abrazo y un ¡adiós! hasta que nos encontremos.

 

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