SHUTTER ISLAND
Martín Scorsese es uno de esos directores que despiertan gran interés en el público y, sobre todo, la crítica con cada proyecto que comienza, independientemente de que después cumpla las expectativas o no. En esta ocasión, en su cuarta colaboración con Leonardo DiCaprio, el resultado es una cinta difícil de catalogar y que puede exasperar o cautivar a partes iguales.
{xtypo_code}Estados Unidos, 2010. (138’)
Director: Martin Scorsese.
Guión: Laeta Kalogridis, basado en la novela de Dennis Lehane.
Producción: Brad Fisher, Mike Medavoy, Arnold Messer, Martin Scorsese.
Fotografía: Robert Richardson.
Montaje: Thelma Schoonmaker.
Intérpretes: Leonardo DiCaprio, Mark Ruffalo, Ben Kingsley, Max von Sidow, Michelle Williams, Emily Mortimer, Patricia Clarkson, Jackie Earle Haley, Ted Levine, John Carroll Lynch, Elias Koteas, Robin Bartlett, Christopher Denham, Nellie Sciutto.{/xtypo_code}
En Shutter Island, basada en una novela de Dennis Lehane, autor también de Mystic River, que llevó a las pantallas Clint Eastwood, Scorsese hace un ejercicio de mezcla de géneros, difícil de ver juntos en situaciones normales.
Teddy Daniels es un agente federal que debe acudir junto a su nuevo compañero hasta el sanatorio de Ashecliffe, en la isla Shutter, un lugar donde envían a los más peligrosos criminales y psicópatas, para investigar la misteriosa desaparición de Rachel, una de las internas más peligrosas, que se ‘evaporó’ de una habitación cerrada con llave sin dejar el más mínimo rastro. Pero Daniels se encontrará con las reticencias de los doctores y demás trabajadores para colaborar con la investigación y empezará a sospechar que tratan de ocultar algo. Y la situación, la sensación de duda que se crea, llega a ser tal que ya no se sabe qué puede ser verdad, qué sueño, qué paranoia y qué alucinación. Y cuando acaba la cinta (pese a que muchos estén diciendo lo contrario), la sensación no desaparece.
Scorsese se ha centrado en un guión tramposo, que mantiene la tensión durante gran parte del metraje, a pesar de varios momentos en los que el ritmo baja y se hace moroso, para al final desvelar el engaño que se podía intuir desde mitad de la cinta.
La sensación de opresión y de enclaustramiento, esa imposibilidad de escapar de la prisión que tienen los que allí se encuentran recluidos, se refleja en todos los aspectos técnicos de Shutter Island. Tanto la fotografía, como la selección musical (con piezas no originales), y sobre todo los interiores oscuros, asfixiantes, apoyados por unos personajes que colaboran a ello, con unas buenas y solventes interpretaciones de Ben Kingsley y Mark Ruffalo, pero sobre todo de DiCaprio y, aunque breve, Patricia Clarkson.