(Juan 14,15-21) MÁS ALLÁ de las estructuras de la Iglesia, lo más importante y lo que define de verdad a la comunidad de los cristianos es el anuncio del evangelio con la vida. En circunstancias muy distintas, en contextos culturales y políticos diversos, en medio del “beneplácito” de las autoridades o de la persecución más o menos abierta, la Iglesia pervive por el anuncio que los creyentes concretos hacemos del Evangelio de Jesucristo. Cuando un creyente testimonia que Cristo es el sentido verdadero de su vida, la iglesia, no es que crezca, se realiza, es lo que está llamada a ser.
Lo que tú haces cotidianamente al decir con sencillez que eres cristiano, que participas en la iglesia, que rezas al Señor con confianza, que intentas vivir con las actitudes de servicio y amor al pobre con las que él vivió, lo que haces cotidianamente como cristiano esto es lo más importante, lo esencial de la iglesia, y no puedes cejar en esa tarea de evangelización. Las misas, las oraciones, las catequesis, los grupos eclesiales… todo es importante y necesario, pero lo esencial es que cada cristiano dé testimonio de que en Cristo encuentra la luz y la fuerza, el consuelo y los desafíos que le hace vivir con esperanza.
No abandones nunca la actitud humilde de quien se sabe sostenido por el amor del Padre. No cejes nunca de vivir en el bien porque es Jesucristo mismo quien reza por ti y promete enviarte su Espíritu. La caridad que Cristo pone en nuestra vida nos urge a vivir como Él, acogiendo la llamada que nos hace a dar razón de nuestra esperanza.