Patéticos y mentirosos

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gente de mala calidadGENTE DE MALA CALIDAD

Tras haber debuatadode tras de las cámaras como co-director junto a Enrique López-Lavigne en la fallida para unos, incomprendida para otros, El asombroso mundo de Borjamari y Pocholo, Juan Cabestany vuelve a debutar, ahora en solitario, con esta Gente de mala calidad. Una película que, en cierto modo, continúa en la senda de aquella en su estilo y en presentar a unos personajes que rozan (y en ocasiones se rebozan) en el más completo de los patetismos.

España, 2008. (90')
Escrita y dirigida por: Juan Cabestany.
Fotografía: David Azcano.
Música: Miguel Malla.
Intérpretes: Alberto San Juan, Javier Gutiérrez, Maribel Verdú, Antonio Molero, Pilar Castro, Francesc Garrido, Fernando Tejero, Carmen Ruiz, Adriana Ugarte.

Manuel regresa a su ciudad e intenta recuperar a sus amigos tras haber pasado una temporada trabajando en Escocia. O eso es lo que él dice, ya que lo cierto es que se ha ganado la vida como gigoló de medio pelo. Él no lo sabe, pero ninguno se cree lo de Escocia. Lo que tampoco sabe es que la vida de sus amigos es tan patética o más que la suya propia. Manuel intentará, sin conseguirlo, que sus amigos se le unan como voluntarios para apagar un incendio, con el fin de dar algún sentido a sus vidas.  El personaje protagonista es un profesional de la mentira. Es decir, que miente constantemente, pero no lo hace nada bien. Manuel (muy bien, como siempre, Alberto San Juan) lo único que hace es tapar los agujeros de su historia con mentiras, que crean más agujeros que vuelve a tapar. Hasta que todo hace aguas y se descubre la realidad. Es un personaje que no se gusta a sí mismo e intenta crear una mejor imagen frente a los demás. Sus sueños por ser alguien mejor siguen ahí, pero ya hace tiempo que sabe que todas sus posibilidades acabaron. Algo más común de lo que todos pudiéramos pensar.

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El reparto incluye a parte de lo más granado del panorama nacional. A San Juan habría que sumarle las presencias de Gutiérrez, Molero y Pilar Castro, una de las mejores actrices del país.

Lo malo de la película es que los personajes masculinos llegan a resultar demasiado patéticos como para ser creíbles. En cambio, los personajes femeninos (sobre todo los interpretados por Castro y Carmen Ruiz) resultan más verosímiles.

Cavestany utiliza como humor la vergüenza ajena. Sus protagonistas son casi esperpénticos, de los que uno no termina de poder reírse a gusto, temeroso de la posibilidad, nada desdeñable, de encontrarse en su piel en un futuro próximo.

 

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