Los niños saharauis pasarán el verano en Dos Hermanas con sus familias de acogida
Un verano más, los niños saharauis que participan en el programa Vacaciones en Paz han llegado a Dos Hermanas para disfrutar de un verano alejados de los campamentos del Sáhara. El pasado miércoles fueron recibidos en el Ayuntamiento por una representación municipal formada por los concejales de Participación Ciudadana y Medio Ambiente, Raúl Gil y José López Guisado, respectivamente, y los concejales de IU Lola Palacios y del PP Maria José Rodríguez y Rafael Tinoco.
Guisado, presidente de la comisión municipal de solidaridad, agradeció la labor de los padres de acogida, mientras que Marisol Ruiz, coordinadora de la delegación local de la asociación de Amistad con el Pueblo Saharaui, agradeció el apoyo y la colaboración municipal, así como a los medios de comunicación por difundir el programa, lo que ha posibilitado que de los 22 niños acogidos en un principio se haya pasado a los 51.
El salón de plenos se quedó pequeño para las familias de acogida y los niños, que no paraban de girar en los sillones de los concejales, atentos a todo lo que pasaba a su alrededor. Las caras de los pequeños, entre ocho y 12 años, mostraban su inquietud y sus nervios. Los más pequeños y que venían por primera vez parecían no entender muy bien lo que estaba pasando. Marisol Ruiz iba nombrando uno a uno a los niños para que subieran a la mesa de presidencia de los plenos a recoger una bolsa de regalos, con pequeños juguetes y libros que les ayudarán a aprender algo de español.
Los más tímidos recibían acharados los besos con que los saludaban los concejales al entregarles los regalos, mientras que los más espabilados caminaban con paso firme al recoger sus esperados regalos y buscaban curiosos en las bolsas.
Llegó un momento en que la retahíla de nombres se hizo algo confusa, entre la algarabía de los pequeños y las indicaciones de las familias de acogida, así que se optó por repartir las bolsas entre los que todavía no la habían recibido para no alargar demasiado el acto.
Después de la entrega de los regalos, la recepción municipal continuó en el bar Jaula, donde los pequeños pudieron tomar alguna bebida refrescante y jugar en la calle.
Nervios, besos y regalos
El salón de plenos rebosó el pasado miércoles de bullicios, risas y nervios. Los pequeños saharauis se sentaron en los sillones de los concejales y sus familias de acogida en los sillones destinados habitualmente al público. En el salón no cabía un alfiler, las familias abarrotaban hasta la puerta. Algunos niños, más inquietos, no dejaban de moverse en los sillones giratorios, mientras que los más tímidos se mostraban nerviosos y cortados al subir para recibir de los concejales dos besos y la bolsa de regalos.
Comida en la sede de IU
Al igual que todos los años, Izquierda Unida celebró el pasado sábado en su sede un almuerzo de convivencia con los niños y sus familias de acogida.
Los pequeños seguirán en Dos Hermanas hasta finales de agosto, disfrutando de lo que más echan en falta en el Sáhara, la libertad y el agua.
La tradicional comida que ofrece IU para los niños y las familias de acogida ha conseguido recaudar este año 870 euros. En ella se dieron cita los pequeños con sus familias de acogida, amigos, simpatizantes de IU y de la causa saharaui. Año tras año la aportación económica que se recauda durante la comida de convivencia aumenta, casi 70 euros más en esta ocasión.
La experiencia de una familia de acogida
La primera niña saharaui que Lola Miranda y Diego Moreno acogieron en su casa ha cumplido ya los 21 años y está casada. Desde 1997 este matrimonio no ha dejado de acoger cada verano a los niños que llegan desde los campamentos del Sáhara buscando un poco de libertad.
En su hogar han pasado las vacaciones de verano un niño y cuatro niñas, la última Laila, que sonríe tímidamente cuando se le pregunta y todavía no habla mucho el español. “Los que vienen por primera vez no saben hablar español, lo aprenden aquí”, comenta Diego. Pero “lo aprenden rápido, en 20 días”. Que las condiciones de vida en los campamentos sean duras no impide que los pequeños tengan un alto índice de alfabetización.
La relación con los niños de acogida es muy estrecha, hasta el punto de que el contacto con ellos y con sus familias nunca se pierde. En el caso de Lola y Diego, el teléfono y las cartas les permiten conocer cómo ha seguido la vida de los niños que acogieron.
El matrimonio comenzó a acoger a niños a través de unos amigos que les introdujeron en la asociación de Amistad con el Pueblo Saharaui. Ese primer año, Lola viajó a uno de los campamentos, para conocer de primera mano las condiciones de vida de las familias. En aquel entonces “no había grifos ni interruptores en los campamentos, ni agua embotellada”, comenta el matrimonio. Por suerte, con el tiempo han ido mejorando, aunque todavía es difícil encontrar fruta en los mercados.
Laila tiene ocho años y es la niña que este verano han acogido Lola y Diego. Como no habla mucho el español, Omar, otro de los niños, que ya ha estado aquí en otras ocasiones, hace de traductor. ¿Qué quieres ser de mayor? Laila se lo piensa, sonríe, y al final contesta: maestra.
Lo que más les gusta a los pequeños saharauis es el agua. Cuando llegan a la playa se extrañan al ver un lugar con tanta arena como en el desierto pero con agua. Tras la sorpresa, no se amilanan y disfrutan jugando en el mar.
Las vacaciones en España son un pequeño alivio para los niños saharauis, pero para solucionar la situación del Sáhara queda mucho por hacer. En este sentido, a Lola y Diego, como a otras muchas familias de acogida, les gustaría que hubiera una mayor implicación del Estado en el problema saharaui. Mientras, Laila, Omar y sus amigos siguen jugando intentando aprovechar al máximo sus Vacaciones en Paz.