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En más de una ocasión habrá salido a la palestra esta peculiar pregunta que, en principio, no resulta difícil de contestar. En este sentido, hay quien dice que las tres calles más antiguas de Dos-Hermanas son Alcoba, Rivas y San Alberto. Tres calles, ciertamente “antiguas”, aunque alejadas del centro neurálgico que constituye la plaza de los Jardines, donde se encuentran las sedes de los dos grandes poderes de la vieja villa. Y quien defiende aquella afirmación, presenta como única prueba este último párrafo contenido en la versión del hallazgo de la imagen de Santa Ana que el padre Leandro José de Flores incluyó en sus “Memorias históricas de la villa de Alcalá de Guadaíra” (1833): “[…] y en lo más alto de la cañada hizo su asiento (se refiere a Hernando de Alcoba), labró casas y su pariente, sus hijos y descendientes; y hecha la población la puso el debido nombre lugar de Doshermanas; y le dieron sus vecinos a sus casas el nombre de la calle de los Alcobas y la de los Caballeros, la Cruz de los Rivas”. Y sin más prueba que la imaginación, se identifica la calle Alcoba con la de los Alcobas (esta sería fácil); la de los Caballeros con la de San Alberto (aquí ya esa misma imaginación hace verdaderos “encajes de bolillos”); y la de la Cruz de los Rivas con la actual calle Rivas.

Sin embargo, esto no se sostiene lo más mínimo si echamos un vistazo a la documentación conservada en los protocolos históricos notariales de Dos-Hermanas, cuya fecha extrema es 1497. De este modo, las primeras noticias de la calle Alcoba no van más allá de 1599 (aparece por vez primera mencionada en el testamento de Juan de Torres de ese año), las de la calle Rivas se sitúan en 1595 (en recuerdo de la familia hidalga de los Rivas, presente en Dos Hermanas desde la segunda mitad del Quinientos), y ya si hablamos de la calle San Alberto, empezó siendo un simple callejón citado por vez primera en 1631. Y en ninguno de los padrones de vecinos del siglo XVI (los de 1519, 1564 ó 1569, por poner unos ejemplos) aparecen recogidas estas calles. No lo están por la simple razón de que las tres fueron resultado del proceso de ampliación de la villa de fines del XVI. Queda, pues, sin fundamento aquella afirmación. Asimismo, de dónde tomó el padre Flores los datos que incluyó en su obra es algo que desconocemos por el momento.

Entonces, ¿cuál es la calle más antigua de nuestra ciudad? Pues atendiendo a la documentación notarial conservada, tal “título” recaería en la histórica calle Real, que en su origen abarcaría parte de la hoy avenida de Sevilla, toda la calle Nuestra Señora de Valme (que es la calle Real por antonomasia, también conocida como Real de Sevilla), y el primer tramo de la calle Real de Utrera (en sentido estricto, hasta llegar al cruce de Purísima Concepción, aunque podría incluirse el tramo que llega hasta la calle Jesús de Grimarest).

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Si bien se desconoce la fecha exacta en la que debió aparecer, su origen estaría en el último tercio del siglo XV. De todas formas, la primera referencia documental de esta vía que hemos podido localizar no va más allá de 1498. En efecto, dicha referencia se encuentra en un registro de venta fechado en 1º de octubre de ese año, cuando Diego García y su esposa Isabel Martín vendieron a Antón Martín Villa y Ana Rodríguez unas casas en la calle Real por 3.500 maravedís. Esta vía, que por cierto, fue la única de la población hasta bien entrado el siglo XVI, se asentaría sobre un tramo del antiguo camino real (de ahí su nombre) que desde Sevilla iba a la vecina villa de Utrera.

Y no debemos olvidar que aunque la calle Real es la vía más vieja de nuestra ciudad, el espacio público más antiguo de la misma es la plaza de la Constitución, denominada en un principio “plaza pública”. En ella se asentaron las primeras casas nada más fundarse Dos-Hermanas en los años finales del siglo XIV.

FOTO DEL MES
Este mes de julio, la fotografía destacada es una imagen publicada en la Revista de Feria de 1929. Fue tomada en el despacho del Alcalde de la villa, ubicado en la primera planta del consistorio y decorado desde 1927 con un rico zócalo de azulejos trianeros. Decoran la pared dos cuadros con láminas y, en el centro, el retrato oficial de Alfonso XIII, el mismo que sería arrojado a la plaza pública en la jornada del 14 de abril de 1931. Sentado aparece el entonces alcalde, Manuel Andrés Traver, que abandonaría el cargo en 1930. A la izquierda el secretario Juan Taramit Martel, y a la derecha el interventor Antonio García López. Parte del mobiliario que aparece en la fotografía se conserva en la actualidad.

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