Marco Bellocchio es uno de los clásicos del cine italiano, un hombre que sigue en plena forma fílmica a sus ochenta años. Ahora, tras pasar por Cannes, vuelve con su nueva cinta, El traidor, película que ha arrasado en su país llevándose siete premios de la crítica italiana (mejor película, director, guion, actor, actor de reparto, montaje y banda sonora). Así como dos Globos de Oro italianos (no confundir con los otros premios homónimos que se entregan en Hollywood) al mejor director y banda sonora. Además de haber sido seleccionada por su país para representarla en la próxima edición de los Oscar (aunque no ha pasado el último corte).
Basada en hechos reales, El traidor sigue los pasos de Tommaso Buscetta, un soldado de la Cosa Nostra, que en plena batalla entre las familias que la componen decide escapar a Brasil, dejando todo atrás, a su familia real, y a la del crimen. Poco después de que sus dos hijos mayores sean asesinados por las bandas rivales, sin que él pueda hacer nada por evitarlo, es detenido por la policía brasileña y extraditado a Italia. Entonces, toma una decisión inesperada para todos: reunirse con el juez Falcone y delatar a toda la organización, traicionando el juramento que hizo a la Cosa Nostra.
Bellocchio estructura su película con continuos flash-backs (algunos apenas duran unos segundos) que van ampliando la información, o explicando las motivaciones y orígenes de los hechos del presente. Aunque también es cierto que alguno de ellos es prescindible, y lo único que hace es alargar innecesariamente un metraje abultado. Ello no impide que El traidor sea una película de evidente fuerza emocional y un ritmo que (con alguna excepción) se mantiene constante.
Visualmente tiene momentos muy contundentes, como ese contador de muertes, en continuo ascenso, que se detiene con cada escena de asesinato (alguno rodado de modo salvaje y con una estética fascinante), o el último atentado que se muestra, ya cercano el final, desde dentro de un coche. Sin embargo, la escena más brutal y sobrecogedora no está protagonizada, contradictoriamente, por los miembros de la mafia, sino por la policía brasileña, que, para sonsacar información a Buscetta, amenaza con lanzar a su mujer desde un helicóptero.
El traidor Buscetta, cuya figura podría considerarse un héroe por dar nombre y delatar a capos de la mafia como Pippo Calò o Salvatore Riina, de no ser porque antes había sido él mismo un asesino sanguinario, y que protagoniza de modo muy destacable Pierfrancesco Favino, no es ensalzado por Bellocchio, quien más bien trata de hacer un retrato poderoso de las cloacas del estado, que removieron todas las entrañas del estado italiano no hace demasiado tiempo. Así, el realizador nos presenta otro episodio de la historia reciente del país transalpino.
Italia-Francia-Alemania-Brasil, 2019 (145′)
Título original: Il traditore.
Dirección: Marco Bellocchio.
Producción: Beppe Caschetto, Viola Fügen, Simone Gattoni, Caio Gullane, Fabiano Gullane, Alexandra Henochsberg, Michael Weber.
Guión: Marco Bellocchio, Valia Santella, Ludovica Rampoldi, Francesco Piccolo, Francesco La Licata.
Fotografía: Vladan Radovic.
Música: Francesca Calvelli.
Montaje: Joan Manel Vilaseca.
Intérpretes: Pierfrancesco Favino (Tommaso Buscetta), Luigi Lo Cascio (Totuccio Contorno), Fausto Russo Alesi (Giovanni Falcone), Maria Fernanda Cândido (Maria Cristina de Almeida Guimaraes), Fabrizio Ferracane (Pippo Calò), Nicola Calì (Totò Riina), Giovanni Calcagno (Tano Badalamenti), Bruno Cariello (Alfonso Giordano), Bebo Storti (Franco Coppi), Vincenzo Pirrotta (Luciano Liggio).