Es el hospital de Santa Ana una institución que ha pasado prácticamente desapercibida para la mayoría de los nazarenos, y todo a pesar de haber jugado un papel importante en la Dos-Hermanas del siglo XVI, en una época en la que nuestra ciudad carecía de un sistema hospitalario público. Ese olvido que ha padecido este hospital se ha debido, principalmente, a la escasez de datos que se tienen sobre él. En este artículo intentaremos reunir todos los que hemos podido recabar.
Diremos, para empezar, que dependía de la hermandad de Señora Santa Ana. En esa época de los inicios de la Edad Moderna había numerosas cofradías que, a través de estos centros asistenciales, ejercían la beneficencia y caridad, ayudando, de esta forma, principalmente a los pobres. Y la de Santa Ana de Dos-Hermanas fue una de ellas. En su hospital, la cofradía de la Patrona asistió y ayudó a los pobres y necesitados tanto del propio lugar como aquellos que transitaban por Dos-Hermanas camino de Sevilla o Utrera.
La primera referencia que hemos localizado del Hospital de Santa Ana data de octubre de 1516, y se encuentra en un registro notarial. En él se recoge que Antón Martín Valeros traspasó a Juan de Alba un solar situado en la calle Real y que lindaba “de la una parte casa del hospital e de la otra parte (casa de) Diego Ximénez”. También en las Reglas de 1523 de la hermandad de la Patrona encontramos nuevas menciones a este hospital. En estas primitivas reglas se dice que en las vísperas de la festividad de la Patrona los hermanos de esta cofradía debían dirigirse hasta el hospital, para después marchar a la iglesia de Santa Ana para oír misa. Y el día de la festividad de Santa Ana, los cofrades irían de nuevo desde el hospital hasta el templo de la Patrona, donde escucharían la misa mayor, y, a su término, volverían en procesión al hospital.
Por otra parte, la ubicación exacta del Hospital de Santa Ana es, a día de hoy, un misterio. Está claro que se encontraba al pie de la calle Real, asentada sobre el antiguo camino Real de Sevilla a Utrera, una vía muy transitada en el primer tercio del siglo XVI por personas de toda clase y condición (desde ricos mercaderes a mendigos y pordioseros). Y, también, muy próximo a la iglesia o ermita de Señora Santa Ana, donde residía la cofradía propietaria del hospital. Antonio López Gutiérrez y Pedro Sánchez Núñez, en su más que interesante obra La villa de Dos Hermanas en el siglo XVII, sitúan a este hospital al inicio de la actual calle Real de Utrera, donde hoy se levanta la torre-mirador llamada del Olivar. Tal ubicación la consideramos acertada, por cuanto reúne las características que hemos aportado antes.
En 1535, se construye un nuevo hospital en Dos-Hermanas, el llamado de la Magdalena o simplemente el hospital del lugar, que vendría a complementar al hospital de Santa Ana. No volvemos a tener noticias del hospital de la Patrona hasta 1550. En enero de ese año, el mercader nazareno Hernando de Lopera otorgó testamento ante Francisco Sánchez ‘el Viejo’, escribano público del lugar, y dejó estipulado que se diesen cuatro ducados al hospital de Santa Ana.
Seguía funcionando en 1637, pues se le menciona en un documento notarial, concretamente en la escritura de venta de un tributo, otorgada el 17 de septiembre de aquel año por Cristóbal Rodríguez a favor de la hermandad de Santa Ana. En ella se dice, textualmente, que esta cofradía residía en el “hospital de Señora Sancta Ana desta dicha villa”. La última vez que se cita a esta institución es en la partida de enterramiento de Pablos Visioso, de 1719. En ella se recoge que el finado había dejado estipulado en su testamento que se dijeran por su alma “en el hospital de Señora Santa Ana desta villa” dieciséis misas rezadas.
A partir de ese momento, no existen más referencias, por lo que es más que probable que desapareciera a lo largo del primer tercio del siglo XVIII.
Foto del mes
Traemos a esta sección esta curiosa y simpática fotografía que ya fue publicada por nuestro buen amigo David Hidalgo Paniagua en sus libros Dos Hermanas, ayer y hoy y Crónicas Nazarenas, ambos de recomendada lectura. En ella vemos un grupo de señoritas nazarenas en el inicio de la calle Nuestra Señora de Valme tras la procesión del Corpus Christi que, recordemos, se celebraba en Dos-Hermanas en la mañana del día 25 de julio, al menos, desde el siglo XVI.
Las diez jóvenes que posan para la instantánea van vestidas con sus mejores galas, siguiendo la moda de los ‘Locos años 20’. Casi todas ellas portan un abanico, indispensable para soportar los calores propios de esas fechas. Destaca la primera mujer situada a la derecha, que lleva peineta y mantilla negra. En el suelo, vemos el lentisco y la retama que se esparcían por las calles que formaban parte del itinerario de la procesión del Corpus. A la izquierda, la fachada principal de la conocida fonda de Campo, y a la derecha, la fachada lateral de las casas consistoriales. Se aprecia el retablo cerámico que contenía una de las cruces del primitivo Vía-Crucis, retirado en 1926 cuando se reformó el edificio del Ayuntamiento. Al fondo, la plaza llamada entonces de Alfonso XII, engalanada para las fiestas patronales. Y, como podemos ver, en ese año no se levantó en el inicio de la calle Nuestra Señora de Valme el típico arco floral que hacía las veces de portada.