No ha salido muy bien parado el sacerdote José Mena en el informe sobre el clero nazareno emitido por el visitador del Arzobispado en este mes de mayo. Según el visitador, el sacerdote Mena, natural de Dos Hermanas, no goza de muy buena fama y reputación en el vecindario por ser “un bebedor escandaloso, muy disipado”, que además “se ha arruinado por sus manos hasta mendigar, habiendo malgastado su caudal”.
Mejor parado ha salido el párroco de Santa María Magdalena, Alonso Joaquín de Rivas (“cura de buena intención, conducta arreglada”) y no tanto el también nazareno Diego Delgado y Rivas, beneficiado propio, de quien el visitador arzobispal ha concluido que es cura de “buena conducta, aplicado al confesionario, pero muy descuidado en el aseo del altar y sacristía en las horas canónicas y en ceremonias”.