Entrevista a Gregorio Sillero

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2301Párroco saliente de Ntra. Sra. de la Oliva

{xtypo_quote_left}Dos Hermanas me ha ayudado en esta década a crecer en la fe {/xtypo_quote_left}

El día 12, a las 20:00 horas, oficiará su última misa como párroco de La Oliva, poniendo el epílogo a diez años. Gregorio Sillero, a sus 37 años, deja Dos Hermanas, donde se formó como párroco, para dedicarse a su nueva ocupación como Defensor del Vínculo del Tribunal Eclesiástico de Sevilla de Primera Instancia y párroco de Ntra. Sra. de Belén, en Tomares.

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¿Por qué abandona la Parroquia de la Oliva?
Porque en estos momentos para Sevilla es fundamental el Tribunal Eclesiástico porque hay muchos párrocos que por edad se están jubilando o falleciendo y la Diócesis tenía necesidad de un relevo generacional y por eso me piden que estudie Derecho Canónico. La extensión de la Parroquia de la Oliva me iba a imposibilitar compaginar ambas ocupaciones y por eso pido un refuerzo, que se desdoble ya la Parroquia de San José o que me trasladen.
¿Cómo recibe la noticia de que va a abandonar la Parroquia de la Oliva?
Al día siguiente de licenciarme en Derecho Canónico, el día 31 de mayo, el arzobispo Juan José Asenjo me dice que voy a dejar la parroquia para mi nueva dedicación en el Tribunal Eclesiástico como juez defensor del vínculo. Fue posteriormente, en junio, durante un viaje a Creta, cuando recibo la llamada del arzobispo en el aeropuerto de Atenas para decirme que mi nuevo destino sería la parroquia de Ntra. Sra. de Belén por tener una feligresía más reducida.
¿Cuáles son sus primeros recuerdos de La Oliva cuando llegó como párroco hace 10 años?
Que era un templo que me agobiaba porque era insuficiente y al que la gente no venía porque no tenía sitio y tenía unos accesos poco cómodos. Desde un principio estaba decidido a reformarlo o tirarlo, porque la parroquia debía ser acogedora para sus feligreses. Además veía la necesidad de dividirla porque era muy extensa y la iglesia debe ser más abarcable y cercana. Por eso surge la necesidad del nuevo templo de San José en Las Infantas. Por lo que se puede decir que me voy con los deberes hechos al cumplirse los dos principales objetivos que me impuse.
¿Se sintió acogido por sus feligreses desde su llegada?
Yo era un chiquillo cuando llegué, con 27 años, y la gente se dio cuenta que los necesitaba. Venía con muchos proyectos e ilusiones, pero era un inexperto. Siempre me he sentido el pequeño de la comunidad, pero ahora me voy siendo el padre, porque dejo a mucha gente joven en la parroquia.
¿Cómo se ha tomado su feligresía su marcha?
Mal porque son 10 años y la gente te coge cariño, pero también han entendido la necesidad de la Iglesia y los tribunales eclesiásticos están mal. Además llevo estudiando Derecho desde 2007 y la gente no es tonta y si ve que la Iglesia me pide que estudie es porque me va a necesitar.
¿Se ha dejado alguna asignatura pendiente por cumplir?
Ver levantada la primera fase del nuevo templo de San José, el proyecto del columbario en la Parroquia de la Oliva, algo que demandan mucho los feligreses, así como el hito de que Tres Caídas sea hermandad.
¿Qué se lleva de la ciudad de Dos Hermanas?
Cuando llegué, me vendieron que era una ciudad poco religiosa, pero me llevo un pueblo que me ha ayudado a crecer en la fe. Dos Hermanas parece que sólo se mira en el folclore, pero hay personas de una fe profunda y un nivel de espiritualidad alta.
¿Y se ha integrado en esa faceta folclórica de la ciudad?
Me he integrado en todas menos una, la Romería de Valme, que apenas conozco. Por obligaciones o por el entorno que me rodeaba he vivido el Valme de los nazarenos medios que no van a la romería pero que lo celebran en casa, en un bar o incluso en la propia parroquia.
¿Y con qué se queda de la feligresía que dirigirá hasta el próximo día 12?
Me quedo con la categoría humana de unas personas que se han formado a base de sacrificio. Me han demostrado una gran talla humana y todo lo que he vivido como párroco hasta la fecha lo he hecho en Dos Hermanas.
¿Y cuál ha sido su relación con el Ayuntamiento?
Muy buena, por eso quiero agradecer al alcalde, Francisco Toscano, y al concejal Francisco García, por su implicación en el proyecto de la nueva parroquia; a la delegada Rosario Sánchez, por cedernos el teatro para nuestra labor social; y a Luci Román, ex concejal e hija predilecta, a la que conozco desde niño y que me enseñó a querer a este pueblo antes de llegar a él.

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