Si hay un mes que ya está escrito,
que se repite, es septiembre.
Se reinventa lo de siempre.
Vuelve todo, todo empieza,
Cada tinte se reserva
al tiempo que fiestas, juergas,
galvana y sol a destajo
se disuelven en el lienzo
del tiempo, si dan comienzo
rutina, agobio y trabajo.
Siempre, de todas formas,
hay alguna sorpresita;
algo nuevo que le quita
monotonía al regreso
siempre espeso de la prole,
la dichosa vuelta al cole
y el lamento del exceso.
Y este año, novedades,
van de la mano infectada
de una gripe reinventada
y su pésima gestión
que tradujo información,
derecho y publicidad
en una alerta mundial
que en otoño, ya –ya mismo–
se convertirá en ausencias,
picaresca y estridencias,
poca yesca y absentismo.