Las altas temperaturas y la afluencia de público marcan la jornada
La tarde del Domingo de Ramos hizo honor a todas las tradiciones para este día. Un sol de justicia caía sobre la plaza de Los Jardines y la primavera parecía haberse adelantado por el intenso olor a azahar que desprendían los naranjos. Pasaban diez minutos de las cinco de la tarde cuando el paso de Nuestro Padre Jesús en su Sagrada Entrada en Jerusalén apareció en el dintel de la puerta de la parroquia de Santa María Magdalena. La agrupación musical Virgen de la Estrella, que lo acompañó durante todo el recorrido, encadenó tres marchas seguidas tras la obligada Marcha Real, lo que despertó los aplausos del numeroso público que se agolpaba en la plaza y en el principio de la calle Real Utrera.
Nuestra Señora de la Estrella se puso en la calle a las 17:45 horas, después de un mar de capirotes rojos que eran preludio de la salida del palio. Con la candelería completamente encendida y desafiando a la leve brisa de la media tarde, la Estrella hizo su aparición triunfal en la Semana Santa nazarena, la primera después de su reciente restauración, que la ha dotado de un semblante que brilló con luz propia durante el Domingo de Ramos.
3 marchas procesionales interpretó la agrupación musical Virgen de la Estrella en la salida del paso de Jesús en su Sagrada Entrada en Jerusalén. |
Momentos
La estación de penitencia ha tenido algunos momentos de especial emoción. A la salida, nada más enfilar Real Utrera y arriar el paso frente al retablo de Gran Poder que hay a la espalda de la parroquia, la levantá siguiente estuvo dedicada al maniguetero que se va y también al que viene, en palabras de su capataz.
De nuevo a la entrada de Real Utrera se produjo otro momento de emoción en el que los ancianos del asilio hicieron entrega de un ramo de flores a la Virgen de la Estrella, mientras la cuadrilla de costaleros, comandada por Agustín García, no dudó en volverse hacia las sillas de carrera oficial donde estaban los mayores.
Con toda la tarde del Domingo por delante, la cofradía continuó por su itinerario previsto, con las estampas típicas de la presentación delante de la capilla de Gran Poder y, ya caída la tarde, el paseo triunfal por la Carrera Oficial para enfilar ya el camino de vuelta, con la candelería de ambos pasos encendida y brillando sobre la luz mortecina del crepúsculo.
Al cierre de esta edición, la cofradía continuaba en la calle realizando su estación de penitencia con normalidad.
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