Marzo de 2004 es una fecha que marcó un antes y un después en la historia de España. Nuestra nación sufrió el mayor atentado terrorista jamás acontecido en Europa y se dio un varapalo a nuestro sistema democrático, del que aún seguimos convalecientes.
Desde la última etapa del Gobierno Aznar, las filas del PSOE se conjuraron para hacer de cada hecho y de cada acción que aconteciera una catástrofe provocada por el Partido Popular. Así, los líderes socialistas tomaron como argumento dos pilares básicos sobre los que asentar la calumnia, que se publicarían a toda la sociedad española a través de los medios de comunicación afines. Por un lado, la guerra de Iraq, y por otro, el hundimiento del buque petrolero Prestige. Todo debate político, toda mención a la gestión del Gobierno Popular debía ir, y de hecho iba, adornada por estos dos estandartes de la distorsión y la manipulación.
Pasados cuatro años desde las últimas elecciones andaluzas y generales, tenemos actos y hechos que, si se comparan con las “horribles calamidades” que se denunciaban entonces, no distan mucho de éstas, incluso las superan. Sigue habiendo guerra, pero no solo en Iraq, sino también en otros muchos paises, como el Líbano o Afganistán, y sigue habiendo tropas españolas actuando en dichas zonas conflictivas, como siempre, aportando apoyo logístico y humanitario, dado que, entre otras cosas, no tenemos potencial para menesteres de mayor envergadura. Incluso ha habido víctimas mortales en dichos conflictos, pero los militares saben cual es su oficio y lo cumplen con valentía y honor.
Hace unos días nos despertamos con la noticia del hundimiento del buque chatarrero New Flame en las costas de Algeciras, tras siete meses desde que encallara en aguas andaluzas, y sin que haya llegado a término ningún trámite diplomático con las autoridades de Gibraltar para su retirada. Al mar han caído toneladas de chatarra y de fuel, que están tiñendo la costa andaluza de negro chapapote. Esto no debería ocurrir nunca más.
Si lo anterior lo aliñamos con la subida de los precios, especialmente de los alimentos básicos y de las hipotecas, con la subida del paro, con la política antiterrorista que devolvió aliento a los etarras, situándoles de nuevo en las administraciones, con el desmembramiento de la nación Española, auspiciada por los apoyos de los partidos independentistas, y con la puesta en escena de rencores y actitudes enterradas hace años. Si todo esto se mezcla con lo anterior obtenemos un ‘cóctel molotov’ que se traduce en un Gobierno a nivel nacional desnortado y con perspectivas de ir a peor.
Por todo lo relatado, le invito desde estas líneas a comprobar y tirar de hemeroteca y de datos fiables para que compare como vivíamos hace cuatro años y como vivimos ahora. Los argumentos son claros y la mentira efímera.