Las dos compañías alicantinas Almadraba Teatro y Carasses Teatro apuestan por el teatro clásico para su presentación en el festival
Haciendo gala de la variedad de este festival, el sábado se representó El regreso de Agamenón, de Almadraba Teatro, con una apuesta arriesgada que seguro que no dejó indiferente al público. Teatro clásico mezclado con la actualidad, un cóctel que a veces es difícil de digerir, pero que aquí tuvo la virtud de traer al momento presente el drama de cualquier guerra y de la violencia, tal como se presentó la obra: Bosnia, Irak, Darfur, el 11-S o las calles de Bilbao. Con el lema repetido de “en esta función, nuestro dolor será no poder representar el dolor”, la tragedia griega del rey Agamenón, que vuelve de la guerra de Troya mientras su esposa le es infiel con Egisto y prepara su venganza por haberle sido arrebatada su hija Ifigenia, se relata con una sincronía casi perfecta entre los actores, una impecable escenografía y varios momentos de altura en la interpretación. A pesar de ser una “tragedia moderna que no se entiende”, como recitó el presentador, más de uno sí se removió en su asiento, por lo que el mensaje tal vez llegó claro al espectador.
Colorido
Finalmente, también en una apuesta de teatro clásico, se representó el domingo El disputado amor de la deseada Cásina, de Carasses Teatro. Colorista y con una estética mucho menos apocalíptica que la anterior, este montaje también se basa en una obra clásica, en este caso del romano Plauto, además de acercarse más a la comedia que a la tragedia.
La tragedia griega del rey de micenas
se actualiza con referencias de la historia actual con paralelismos entre la guerra de Troya y la guerra de Irak o Bosnia en El regreso de Agamenón, de la compañía Almadraba Teatro.