Decididamente vivimos unos tiempos light de tantas criaturas adormecidas por no se sabe bien qué clase de filtro y que esperan, en dulce letargo, al príncipe o princesa que con el calor de un beso las ponga en acto, fuertes, decididas como en otras épocas se las pudo ver con sus notorias presencias. Es una situación en la que incluso se rechaza el despertar, acostumbrados a dormitar, que no se espera sino el fin de semana, el puente salvador, las vacaciones, mejor si más largas fueran.
Los grandes debates son tales como seguir a Rajoy o a San Gil, porque, dicen unos, hay que mantener las esencias en un tarrito, y otros que lo propio de las esencias es que estén destapadas, vivas y que evaporen aromas. Tiempos de lehendakaris y otros mirones permanentes de su propio ombligo nacionalista.
Las preocupaciones no van más allá de disfrutar
de los caminos, sin ser el mayor interés hacia dónde se va o si se llegará a alguna parte. Así que no se habla de fines ni gloriosos ni modestos, sino de pasarlo bien en un tránsito que habitualmente no excede el divertimento como objetivo principal.
Los organismos políticos y hasta financieros, generosos en las catástrofes y calamidades, funcionan como un descargo de la conciencia colectiva subyacente. No se habla en los corrillos de jóvenes del sinsentido del sistema, que hace a los pobres cada vez más pobres. Las conversaciones sociales van más por como ser al menos un mileurista y no perder una botellona ni algún porrillo para colocar a descolocados.
La moral ha devenido más palabrera que de actitudes, aunque en actitudes tuvo su nacimiento y es término que viene de acto y acto es hacer. Recuérdese que la “mos” latina se refería a las costumbres y no a las charlas dicharacheras o de café. Se eluden hasta los compromisos más inmediatos y cercanos por falta de tiempo, de dinero, porque no es mi tema.
Es conocido que las generaciones débiles creen que el sexo, belleza principal en el misterioso cuerpo humano, puede ser utilizado de cualquier manera. Como en el caso de la clave de un valioso y hermoso monumento también la sexualidad es clave para la personalidad humana. Mas, también en este caso, la ultimidad y la mirada están en lo más procaz, ocaso de lo que pudo ser bello. Pocos se atreven ya a hablar de la castidad como el jardín de la sexualidad. Jardín bien cuidado donde nacerán nada menos que las flores del amor y la vida.
Tiempo en que la sin razón se ha adueñado del estómago hasta el punto de crear generaciones de niños y jóvenes entorpecidos por el exceso de alimentos. Como si fuera algo positivo llevar la despensa siempre con uno mismo. Comilones con digestiones permanentes con la sangre siempre más abajo que arriba, alimentando el sestear en clase, mientras los maestros ya no saben cómo conseguir mejores rendimientos.
Agnósticos de pacotilla para quienes la trascendencia es un puro deseo sin fundamento, posición entre cómoda, frívola y ligera, que ni tampoco fundamentar pudieran. Que no ven las estrellas ni nada que sobrepase su propia nariz.
Creyentes mantenidos con dieta de procesiones folklóricas tan lejos de la revolución del Evangelio. Flaco servicio y honor a los que dieron su vida por la vida.
Medios insulsos de comunicación de masas. ¡Cuánto crece la cantidad, enemiga acérrima de la calidad! ¡Cuánto la prisa y el hacer a la ligera! ¡Cuánto la presunción y el parecer, que ahogar puede al mismísimo ser, eliminarlo, ningunearlo, abolirlo! ¡Tiempos light, decadentes, planos!
Escasea la dulce y dorada quietud del espíritu atento que disfrutar pudiera de su inquieta paz. El movimiento permanente, la desazón por la verdad, por la vida, por el amor. El sentirse enamorado de la rosa, que es lo importante. La melancolía del tiempo bien andado. El sabroso recuerdo del esfuerzo, de las horas interminables que hallaron buen fin para las personas y los suyos. Todo es digno de respeto menos el desamor.
Ahora estamos en el recuerdo de aquel Mayo del 68, tan próximo y tan lejano, con sus ansias de libertad haciendo frente común a los acomodados palabreros. Hace cuarenta años, número bíblico para expresar mucho tiempo. Mayo de errores juveniles pero con un espíritu tan bello y verdadero. Mayo de excesiva candidez, barricadas que parecían proclamar no pasarán los que erosionan la tierra y a sus habitantes, los que no se atreven a convivir con los desheredados…, los que convirtieron los derechos humanos en puras frases. Todavía no faltan voces del 68, a pesar de tanta molicie y dejadez, de tanto no querer y desistir, de tanto pasar página y atender a lo menos importante. Un resto batallador y glorioso, que a veces nos encontramos con la sonrisa en los labios del testigo solidario, el aguijón que aprieta más fuerte que nunca. Porque los que vivimos el 68 ahora tenemos prisa, que la vida se va y queda tanto por hacer, que no queremos que en el puzzle de este hermoso mundo haya un hueco más por nuestra frivolidad, no queremos dejar nada para mañana, para nunca jamás.
Fe de errata. En el artículo publicado con el título ´19 de Marzo de 1812´, al hacer referencia a la Revolución Francesa se escribió 1879 en lugar de la fecha correcta 1789.