Teatro Crónico presenta un alegato contra el olvido de la guerra
Patricia quiere encontrar a su abuelo. Es una mujer joven que ha vivido en el seno de su familia el olvido, el duelo silencioso provocado por el miedo. “Quiero saber dónde estás para…. para llevarte unas flores, para que sepas que no estás solo y que tu nombre no se borra de la Historia”.
Suspiros de España empieza y acaba con una búsqueda. La búsqueda de los desaparecidos y la recuperación de la memoria de los olvidados en la guerra que partió a España por la mitad.
Patricia aparece como por arte de magia en el desván de los suspiros de España. Allí, el circo de los Fratelloni la convierte en una más del grupo de ‘clowns’ y la invitan a participar en “el gran espectáculo de los olvidados”. Aferrada al retrato de su abuelo, Patricia va descubriendo poco a poco, entre el humor y los gags de los payasos, pasajes de la historia que permanecían olvidados.
El equilibrio entre el humor y el horror de la guerra está muy conseguido en todo el espectáculo, un sabor agridulce que permanece hasta el final de la obra. Entre los momentos en que mejor se conjugan los dos vértices está la narración del joven soldado que perdió a su madre, y que se enteró de su muerte “porque mi hermana estaba vestida de luto cuando me visitó en el hospital y ya no me pudo engañar”.
Puesta en escena
Sobre el escenario, cinco baúles móviles sirven para rescatar la memoria de los desaparecidos. Según el momento de la obra son escaleras, ataúd o trincheras.
Un interesante juego de luces y sombras enfatiza el drama, mientras se proyectan en la pantalla las fotografías de los desaparecidos cedidas por sus familiares.
Entre los momentos más aplaudidos por el público se encuentra la aparición de un Queipo de Llano que no es capaz de permanecer en pie, asaltando los estudios de Radio Sevilla para pronunciar su discurso de ocupación de la ciudad o el recuerdo al desaparecido Gila, con su inolvidable teléfono tras las trincheras.
La música también juega un papel muy importante en el espectáculo, con instrumentos tocados en directo, un magnífico coro de voces que resalta los momentos de mayor dramatismo, o la hilarante interpretación del pasodoble que da nombre a la obra.
Al final del espectáculo, un escalofrío recorre el cuerpo cuando en la pantalla se proyectan los mensajes de los que todavía siguen buscando a sus familiares para rescatarlos del olvido.
Teatro total
Los actores de Teatro Crónico demuestran sin problemas que están preparados para todo. Sobre el escenario actúan, cantan, tocan instrumentos y manejan con soltura el lenguaje de los clowns, la tragedia y el humor.