EL ÚLTIMO REY DE ESCOCIA
Esta fue una de las páginas más negras de la historia del siglo XX, y puede que de la historia. Lo cierto es que no es la primera vez que se hace una película sobre este personaje infame, pero esta es con diferencia la mejor de todas ellas.
Estados Unidos, 2006.
Título original: Running with scissors.
Escrita y dirigida por: Ryan Murphy, basada en la novela de Augusten Burroughs.
Producción: Dede Gardnerd, Brad Grey, Matt Kennedy, R. Murphy y Brad Pitt.
Fotografía: Christopher Baffa.
Montaje: Byron Smith.
Música: James S. Levine.
Holanda-Alemania-Gran Bretaña-Bélgica, 2006.
Título original: Zwatrboek.
Director: Paul Verhoeven.
Reino Unido, 2006.
Título original: The last king of Scotland.
Director: Kevin MacDonald.
Producción: Lisa Bryer, Andrea Calderwood, Chrsitine Ruppert, Charles Steel.
Guión: Jeremy Block, basado en la novela de Giles Foden.
Fotografía: Anthony Dod Mantle.
Montaje: Justine Wright.
Música: Alex Heffes.
Duración: 121 minutos.
Intérpretes: Forest Whitaker (Idi Amin Dadá), James McAvoy (Nicholas Garrigan), Kerry Washington (Kay Amin), Gillian Anderson (Sarah Merrit), Simon McBurney (Nigel Stone), Abby Mukiibi (Masanga), David Ojelowo (Dr. Junju), Adam Kotz (Dr. Merrit).
Basada en la novela (aunque cuente hechos lamentablemente reales) de Giles Foden, el director utiliza un personaje ficticio, el doctor Nicholas Garrigan, que es el que verdaderamente vertebra la cinta, para narrarnos la historia de un ser real. Angustiado por un futuro trabajando junto a su padre, el joven doctor Garrigan decide alejarse lo máximo posible de su progenitor y escapa a África, concretamente a Uganda. El destino hace que llegue justo cuando el general Idi Amín Dadá ha dado un golpe de Estado y se ha convertido en el nuevo presidente del país, un dirigente al que el pueblo apoya. Pronto, una casualidad hace que Garrigan, que trabaja en una consulta en un pequeño poblado, conozca a Amín. Ambos sentirán cierto respeto por el otro, se miran con cierta curiosidad y algo de fascinación. Amín le ofrece al joven doctor ser su asesor y su médico oficial, a lo que él, ambicioso e inocente a partes iguales, acepta, para descubrir con el tiempo que el hombre al que admiraba y defendía oculta una personalidad completamente distinta, egocéntrica hasta el absurdo, cruel hasta el extremo.
Forest Whitaker construye un personaje absorbente al que es imposible no mirar. Su interpretación, absolutamente magistral, le ha hecho ganar multitud de premios en los últimos meses. Pero ceñirnos únicamente a su trabajo sería injusto para el filme.
El último rey de Escocia está construida a modo de thriller policial, en la que el ‘investigador’ (Garrigan) va descubriendo poco a poco la compleja, autoritaria, demencial y brutal personalidad de la persona que tiene delante (un dictador que acabó con la vida de 300.000 ugandeses), pero que a la vez, tiene algo que le hace atractivo, un poder de convicción (o de atemorización) enorme. Para comprobar que, cuando ya sabe realmente a quién tiene delante, a alguien que se ríe y cuenta chistes sobre sí mismo en las ruedas de prensa internacionales tan fácilmente como asesina a su ministro y mano derecha por un simple rumor.