EL CAMINO DE LOS INGLESES
Si alguien espera ver en la segunda película como director del malagueño Antonio Banderas el mismo tipo de cintas que suele interpretar en Hollywood, que se vaya quitando esa idea de la cabeza. El camino de los ingleses, basada en la novela homónima de Antonio Soler, también autor del guión, y que resultó premiada con el Nadal en el 2004, es una cinta que tiene más (mucho más) de onírica que de narrativa.
España-Reino Unido, 2006.
Director: Antonio Banderas.
Producción: Antonio Meliveo, Carlos Taillefer y Gustavo Ferrada.
Guión: Antonio Soler, basado en su propia novela.
Fotografía: Xavi Giménez.
Música: Antonio Meliveo.
Montaje: Mercedes Alted.
Duración: 120 minutos.
Intérpretes: Alberto Amarilla (Miguelito Dávila), María Ruiz (Luli), Raúl Arévalo (Babirusa), Félix Gómez (Paco Frontón), Marta Nieto (La Cuerpo), Mario Casas (Moratalla), Berta de la Dehesa (Gorda de la Cala), Fran Perea (El Garganta), Antonio Garrido (Cardona), Antonio Zafra (Enano Martínez), Lucio Romero (Abuelo), Cuca Escribano (Fina), Juan Diego (Don Alfredo), Victoria Abril (Señorita del Casco Cartaginés), Pepa Aniorte (La Fonseca).
Miguelito Dávila tiene dieciocho años cuando vuelve a su barrio tras pasar una temporada en el hospital, donde le han extirpado un riñón. Allí ha descubierto su vocación, y espera poder dejar lo más pronto posible el comercio en que trabaja para ser poeta; y su musa será Luli, a la que conoce poco después de dejar el hospital en la piscina del barrio. Pero ese verano será mucho más importante en las vidas de Miguelito, Luli, y todos los miembros de la pandilla. Entre fiestas, piscina y tormentas estivales, los chicos transitarán por el camino que lleva de la adolescencia a la madurez, conocerán de cerca el sexo, la violencia y lo dura que puede ser la vida.
Antonio Banderas ha sabido reunir a un grupo de jóvenes talentos, muchos de ellos conocidos aquí gracias a la televisión, de los que reconoce que no había visto previamente sus series, y consigue un gran resultado. Prácticamente todos realizan un gran trabajo, incluso Fran Perea (al que, personalmente, no consideraba un buen actor hasta ahora) resulta convincente en su trabajo, en el que aparece muy distinto a como están habituados a verlo sus admiradoras. Alberto Amarilla, conocido por Mis adorables vecinos, está más que convincente en su interpretación. Pero la sorpresa de la película es María Ruiz, la protagonista femenina de la historia (que hasta ahora sólo había tenido un pequeño papel en El asombroso mundo de Borjamari y Pocholo). Sus apariciones llenan la pantalla y supone un soplo de aire fresco para la platea. Además de contar con dos pesos pesados, dos grandes intérpretes (y amigos desde hace años) como Juan Diego y Victoria Abril.
La película, que según el propio director hubiera sido imposible rodar en Hollywood, y que será proyectada en el próximo Festival de Sundance, es una cinta poética, con trazos bellísimos y momentos en los que la historia se cuenta a trazos, con pinceladas, sin decir nada (aparentemente), y en la que tienen mucha importancia los sueños, las ensoñaciones, casi más que lo que realmente sucede.
El camino de los ingleses es una cinta onírica, estéticamente muy bien tratada (con solarizaciones, buen tratamiento del color, repeticiones…), y con una música excelente, aunque demasiado presente.