Basada de modo libre en el filme hongkonés Wu Jiao Dao, de los directores Wai Keung Lau y Sin Fai Mak (en España se llamó Juego sucio), Infiltrados traslada la historia al Boston de la actualidad, y le sirve a Martin Scorsese para volver a un terreno que conoce bien, el cine de gángsteres que ya ha visitado en Malas calles, Uno de los nuestros y Gangs of New York.
Estados Unidos, 2006.
Título original: The departed.
Director: Martin Scorsese.
Producción: Brad Pitt, Brad Grey y Graham King.
Guión: William Monahan.
Fotografía: Michael Ballhaus.
Música: Howard Shore.
Montaje: Thelma Schoonmaker.
Duración: 153 minutos.
Intérpretes: Leonardo DiCaprio (Billy Costigan), Matt Damon (Colin), Jack Nicholson (Jack Costello), Mark Wahlberg (Dignam), Martin Sheen (Queenan), Ray Winston (Sr. French), Vera Farmiga (Madolyn), Alec Baldwin (Ellerby), Anthony Anderson (Brown), Kevin Corrigan (Sean), Kristen Dalton (Gwen), Mark Rolston (Delahunt).
Pero un punto que no se le escapó a nadie durante el rodaje, aunque quisieran no pensar demasiado en ello, era el hecho de que esta puede ser la última oportunidad de Scorsese para ganar el Oscar al mejor director, premio que se le resiste en su carrera, pese a haber estado nominado para el mismo en siete ocasiones (la última de ella frente a Clint Eastwood, con el que tiene muchas posibilidades de volver a coincidir este año). Por otro lado, Jack Nicholson también tiene posibiidades de conseguir su cuarta estatuilla (aunque ya ha habido nueve ocasiones en las que se fue de vacío).
La mafia irlandesa de Boston vive sus mejores momentos. Costello, el capo, ha logrado infiltrar en las filas de la policía que le persigue a uno de los suyos, lo que le permite andar un paso por delante de aquéllos que quieren atraparle. Lo que Costello no sabe es que entre sus filas también hay un infiltrado de la policía.
La cinta es fascinante. Sencillamente. Scorsese trata de manera prodigiosa el ritmo de la historia (el comienzo enlaza numerosas elipsis, acelerando los sucesos; hacia el final, lo ralentiza, lo alarga, para facilitar el clímax final…).
Una de las ventajas de ser Scorsese es que se puede contar con un reparto excepcional, plagado de nombres más que conocidos. Nicholson se encuentra en su salsa, en un papel que le viene como anillo al dedo; pero también destacan los dos protagonistas (DiCaprio y Damon), Martin Sheen, Mark Wahlberg y Ray Winstone. Entre tantos nombres conocidos, el único que no resulta popular es el de la chica (uno de los puntos que enlazan a los dos infiltrados, aunque ninguno de los tres lo sepa), Vera Farmiga, que pone el punto romántico en una historia donde lo que prima es la violencia.
Ciertamente, Infiltados puede resultar una película dura, extremadamente dura (Scorsese nos tiene acostumbrados a ello), pero es que la historia lo pide así. No se puede andar con medias tintas, es una situación extrema, y los comportamientos y resoluciones que los personajes deben tomar tienen que ser igualmente extremos. Del mismo modo, su final (que a muchos puede pillar por sorpresa) no puede ser otro más que ese.
Scorsese ha vuelto a lograr una gran obra, la pregunta ahora es, ¿lo respaldará por fin la Academia?