SCOOP
Fiel a su cita anual, llega a las pantallas, como siempre por estas fechas, la nueva creación del prolífico autor de Manhattan. Aunque lo nuevo de Woody Allen no es en realidad tan nuevo. Scoop es la segunda película consecutiva que rueda fuera de su Nueva York querida, ambas en Londres. Las dos cuentan con Scarlett Johansson como protagonista (lo de considerarla su nueva musa todavía está lejos, ya que en la novísima cinta que se encuentra ya en fase de montaje y que veremos el próximo año, ella no interviene), tienen un asesinato (o varios) como eje que vertebra las actuaciones de los personajes, utiliza decorados comunes y en ambas se narra la entrada al círculo de la alta nobleza británica de un americano/a de estrato social inferior.
Reino Unido, 2006.
Título original: Scoop.
Escrita y dirigida por: Woody Allen.
Producción: Letty Aronson y Gareth Wiley.
Fotografía: Remi Adefarasin.
Montaje: Alisa Lepselter.
Duración: 96 minutos.
Intérpretes: Scarlett Johansson (Sondra Pransky), Hugh Jackman (Peter Lyman), Woody Allen (Sydney Waterman ‘Splendini’), Ian McShane (Joe Strombel), Fenella Woolgar (Jane Cook), Kevin McNally (Mike Tinsley), Romola Garai (Vivian), Suzy Kewer (Ayudante de Splendini), Matt Day (Jerry Burke), Julian Glover (Lord Lyman).
Lo que sí cambia es el estilo narrativo, que en la brillantísima Match point se acercaba al thriller, y aquí, en Scoop, forma parte de la comedia al más puro estilo alleniano.
Sondra Pransky es una estudiante de periodismo americana que pasa una temporada en casa de unos amigos en Londres, mientras intenta trabajar y hacerse un nombre en el periodismo. En una actuación de un mago de poca monta (que se hace llamar Splendini), en la que sale ‘voluntaria’ al escenario, se le aparece el fantasma de Joe Strombel, afamado periodista recien fallecido, que le confía la identidad del famoso asesino del tarot, que tiene en jaque a toda la policía desde hace tiempo: el noble Peter Lyman. Aunque en principio se muestra excéptica, pronto se embarcará en la investigación del caso, que le permita obtener alguna prueba del hecho (lo de revelar que su fuente ha sido el fantasma de un periodista no la va a ayudar mucho…), y ser ella la que consiga la exclusiva al publicar la solución del caso. Para ello captará a la fuerza la ayuda de Splendini, y juntos tratarán de resolver un caso que cada vez se les vuelve más personal.
Ciertamente esta no forma parte de las mejores obras del neoyorquino, pero ello no es óbice para que Scoop sea una comedia muy divertida, que es su único propósito. Si en la anterior Match point Allen filosofaba sobre el destino, con el ejemplo visual (clarísimo y fantástico) de la pelota de tenis que en el punto decisivo golpea en la red (“si pasa al campo contrario, ganas; si cae en el tuyo, pierdes”), aquí no tiene más propósito que entretener. Y lo logra de sobras, con su ya conocida verborrea, que en realidad queda más en manos (y voz) de una fantástica Scarlett Johansson y su personaje, una chica ingenua que no lo es, y con ciertas lagunas en su conocimiento.
Scoop puede recordar a parte de la anterior obra del autor: se trata de la investigación de un homicidio por parte de novatos (Misterioso asesinato en Manhattan), el lugar en el que el noble guarda sus instrumentos se asemeja a la bodega en la que el señor Hewett guardaba sus escopetas en Match point, o la actuación de magia a Historias de Nueva York, pero Allen hace que nos olvidemos de todo ello, riéndose en cierto modo de la nobleza, de cierto periodismo que busca exclusivas en cualquir lado y de todo lo que se le ocurra, con su talento para narrar y para los grandes diálogos, con momentos de punzante ironía, sobre todo aquel en el que su personaje declara que “no podría vivir en Londres: primero está la cuestión de la lengua; y después, conducen por el lado equivocado…”.