Este verano que ya tenemos encima desde hace tiempo, sobre todo por las altas temperaturas que estamos soportando como buenamente podemos, nos traerá las tan ansiadas vacaciones que hace un año que no cogemos. Es tiempo de irse… irse a la playa, al pueblo que nos vio nacer, a la montaña,… cada uno donde pueda. Pero no todo el mundo se va, unos se van y otros se quedan. Se van los que, aprovechando la buena información privilegiada por ocupar un cargo público sobre la nueva Ley de VPO del Sr. Chaves, vendieron a tiempo su vivienda de VPO al precio de una de renta libre, y se mudaron sin hacer ruido. También se van los que dan a sus amigos de confianza la concesión de determinadas licencias de obras o de suministros de material.
Pero aquí se quedan los que tenían una VPO y no pudieron venderla al precio que la vendió su vecino un mes antes, los vecinos de Montequinto que siguen en la parada del metro esperando que llegue por arriba o por abajo, pero la máquina todavía está en la plaza de Cuba, con miedo a cruzar el río.
También se quedan los vecinos del centro de Dos Hermanas viendo como en León y Cos construyen viviendas, seguramente de precios prohibitivos, sin espacio para un club social. Desesperados porque sus hijos, abandonaron el colegio de La Almona a finales de junio para siempre, y cuando llegue septiembre, tendrán que incorporarse OBLIGATORIAMENTE al C.P. El Palmarillo, y sin dinero para autobuses que los trasladen.
Se van de vacaciones los alumnos del Arenal esperando las inversiones de la Junta y del Ayuntamiento para el curso pasado. Se quedan los vecinos de las zonas de Entrenaranjos, Barrio Pachico o las Ganchozas, con el plano de su centro socio-cultural en sus manos mirando hacia el descampado aparcamiento de discoteca.
Se van de vacaciones los que iban a inaugurar los nuevos juzgados en diciembre pasado, ahora inagurados pero con siete meses de retraso, sí, ese edificio nuevo al que le quitaron el parking para poner el archivo porque se le olvidó al arquitecto.
Se van todos los nazarenos que atraviesan a diario el FABULOSO bulevar de Bellavista en un tiempo récord de media hora, ¿qué importa que el litro de gasoil esté a un euro?.
También se van los que van a diario al Polígono de La Isla en su vehículo particular por una carretera tercermundista y entran en un polígono sucio, caótico y abandonado por la Administración local, igual que el resto de polígonos.
También se van los que soportan la cola de la única oficina de correos de la ciudad, para cuando vuelvan, encontrarse lo mismo, eso sí… con la promesa de que algún día harán más.
Promesas también nos encontraremos sobre la zona de Entrenúcleos, que en el plazo de 10 años será un referente que traerá a numerosos visitantes a nuestra ciudad a contemplar tan magnífica obra, en palabras de nuestro alcalde. Pero el presente sigue siendo el mismo. Vivimos en una ciudad que ha aumentado espectacularmente el número de habitantes en los últimos 10 años, pero donde el tráfico es un caos, el transporte público no existe, las colas en los ambulatorios son eternas, el fracaso escolar está por las nubes, como la vivienda y las hipotecas. Tenemos peores servicios que cualquier pueblo de la provincia situado a 100 kilómetros de la capital, y eso que estamos dentro del área metropolitana.
No se entiende la forma construir el futuro olvidando el presente y rememorando y reinterpretando a capricho continuamente un pasado de hace más de 70 años. Hace 10 años el futuro era el presente de hoy, qué diferencia se observa en Dos Hermanas con respecto al año 1996, salvo un urbanismo descontrolado, que ha ido por delante de la prestación de todo tipo de servicios a los ciudadanos.
En Dos Hermanas, para cualquier trámite o gestión hay que desplazarse a Sevilla, esto no sería un inconveniente con un buen servicio de transporte público, buenas comunicaciones o con una buena red de servicios en la capital; pero sucede todo lo contrario, en la capital no hay ni servicios para los sevillanos, y a los que estamos a escasos kilómetros nos supone perder la mañana para la gestión más simple.
Si a todo esto añadimos la atención que reciben las personas que tienen algún tipo de discapacidad, es para echarse a llorar viendo la situación de abandono en la que se encuentran por parte de la administración local, que no es capaz de dar cobertura a sus necesidades más básicas, como el derecho a una atención adecuada, a un trabajo digno, a una vivienda, a un transporte adaptado a sus necesidades, etc.
Mención aparte también merece el tema de la vivienda, cuya comisión para el estudio de las necesidades de la misma, así como para unificar los criterios de adjudicación está pendiente de crearse desde hace más de seis meses, mientras los adjudicatarios de las últimas fases de Arco Norte, que iban a recibir su vivienda en junio, como muy tarde; tendrán que seguir esperando hasta septiembre-octubre. Mientras tanto se despilfarra el dinero que concede la Junta para la reinserción laboral de jóvenes en grave riesgo de exclusión social, inventándose programas absurdos que no interesan a nadie, y menos a los jóvenes a los que van dirigidos.
Por eso unos se irán de vacaciones con la ilusión y el firme convencimiento del trabajo bien hecho, siempre pensando en el bienestar de los ciudadanos, mientras esos mismos ciudadanos se quedan aquí obnubilados por las excelencias de las promesas de sus gobernantes, promesas que con suerte se cumplirán dentro de 10 ó 20 años, mientras el presente sigue lleno de obstáculos, engaños y sinsabores.