Compartir las tareas ha sido uno de los objetivos
Entre el 2 y el 8 de este mes 40 niños de la Parroquia del Divino Salvador, acompañados por catequistas, monitores y personal de cocina, han pasado unos días de campamento y convivencia en la Ermita de la Fuensanta, en Montoro, Córdoba.
‘Hacer el indio’
El campamento, que ya lleva realizándose varios años, tiene un motivo lúdico y catequético. En este caso, el motivo lúdico ha estado presidido por el lema ‘Hacer el indio’, por lo que se han realizado un sinfín de actividades alrededor de este lema y cada niño ha adoptado un nombre indio, como Bufalillo, Gatita Salvaje o Pollo Peleón.
Las Bienaventuranzas
Pero, además de todas las actividades lúdicas, los chicos han estado aprendiendo el proyecto de Jesús respecto a las Bienaventuranzas, por lo que se han unido en grupos para reflexionar sobre cómo se viven estas enseñanzas en Dos Hermanas.
Para ello han analizado la situación que viven cada día en su barrio, en su escuela, en su casa, para ver cómo se construye la paz y quiénes son los que sufren persecución de la justicia, los humildes o los pobres.
Como conclusión, los chicos plantearon la pregunta ‘¿Por qué y cuándo marginamos a los otros niños?’ y analizaron las causas de la marginación, por razones de raza, forma de ser, defecto físico o mental y cómo Dios no quiere esa marginación.
También uno de los objetivos es que los jóvenes compartan lo que tienen, que se enriquezcan personalmente y por eso han sido ellos mismos los que se han encargado de la limpieza y el mantenimiento del campamento, puesto que los monitores y catequistas que han acudido han intentado enseñarlos a ofrecer su riqueza personal.
El campamento está organizado y financiado íntegramente por la Parroquia del Divino Salvador de Dos Hermanas, a través de la venta de camisetas, mantecados o con las ayudas de Cáritas, así como de cuotas que algunos padres pagan.
A este campamento acuden niños de muy diversos estratos sociales, económicos, e incluso con diferencia de razas, pero no por eso dejan de integrarse en la dinámica de grupo. Muchos son asiduos de la Parroquia y han vivido estas jornadas como un auténtico ‘viaje de fin de curso’, unas vacaciones de verano lúdicas y formativas.