Los días del final del mes de junio
siempre han sido sinónimos de fin:
de curso, de estación… el banderín
de salida hacia el tópico estival,
que convierte a la costa en epicentro
del negocio, el relax y del encuentro,
y al campo lo transforma en secarral
Sin embargo, parece que estos días,
queremos que nos suenen, además,
a carroza y festín multicolor
mezclado con el punto de sabor
del día de los gays y las lesbianas,
que llevan preparando hace semanas
su forma bullanguera de expresión.
Hay quien ve este desfile, necesario,
otros ven la carroza ya obsoleta
y piensan superada aquella meta
del famoso “salir de aquel armario”.
Supongo que la opción más acertada
es aquella que piensa en las conquistas
que son inteligentes, realistas,
y saben que del bombo y del platillo
siempre se beneficia algún listillo,
que busca beneficios partidistas…
Por cierto, con las cosas como están,
pensando en el futuro, me pregunto:
¿una vez que la cosa se aposente,
al llenar la carroza tanta gente
quién le quita al tractor los cuatro puntos.