Me gustaría compartir esta experiencia con los lectores de este periódico con el fin de evitar que sufran una experiencia tan angustiosa como la de mi marido y la mía.
El pasado 22 de febrero, aproximadamente a las cinco y media de la mañana, escuché cómo mi hijo de 19 meses hacía unos ruidos extraños. Cuando me levanté y fui a su habitación tenía los ojos vueltos y estaba dando convulsiones. En ese momento se nos vino el mundo encima pues nos temíamos lo peor. Llamamos al 061 y nos dijeron que NO podían acudir porque era la única unidad que había en Dos Hermanas y estaban atendiendo a otro paciente. No nos indicaron en ningún momento cómo actuar. Rápidamente nos vestimos y llevamos al niño al hospital. Gracias a Dios todo fue una subida muy brusca de temperatura. Ahora me pregunto: ¿Qué hubiera pasado si hubiera sido algo más grave?. ¿Y si no tuviéramos vehículo?. Creemos que Dos Hermanas es una ciudad con muchos habitantes como para disponer de una sola ambulancia del 061. Espero que, al leer esta carta, los políticos de esta ciudad hagan algo al respecto, ya que estamos en nuestro derecho de tener un servicio tan sumamente importante como éste. Sobre todo, espero que ninguna persona viva una situación tan desesperante como la nuestra.