Mortadelo y Filemón. Misión: salvar la tierra
Los negativos resultados del cine español el pasado 2007 (con una significativa bajada tanto en el número de espectadores como en la recaudación, afortunadamente -ya saben, mal de muchos…-, no sólo para el cine de nuestro país) encendieron todas las alarmas en la industria fílmica patria.
España, 2008. (111’)
Director: Miguel Bardem.
Producción: Paloma Molina.
Guión: Carlos Martín, Juan V. Pozuelo, Miguel Bardem, basado en los personajes de Francisco Ibáñez.
Fotografía: Unax Mendía.
Montaje: Iván Aledo.
Intérpretes: Eduard Soto (Mortadelo), Pepe Viyuela (Filemón), Berta Ojea (Ofelia), Mariano Venancio (Super), Janfri Topera (Bacterio), Carlos Santos (Botijola), Alex O’Dogherty (Todoquisque), Emilio Gavira (Rompetechos), Tomás Pozzi (Chulín), Andrés Gasch (Matraca), Carmen Ruiz (Toribia), Esther Galán (Secretaria bombón), Pablo Pinedo (Olegario), Cecilia Freire (Corresponsal TV)
Para intentar la recuperación el 2008 comenzaba con dos cintas españolas que, en teoría, iban a levantar el vuelo con dos grandes taquillazos (y después, a verlas venir y a esperar un golpe de suerte). La primera fue la semana pasada, Los crímenes de Oxford, y la segunda, ésta, con la nueva entrega de los míticos personajes Mortadelo y Filemón. En principio ambas serán éxitos de taquilla, con lo que se conseguirá lo que se pretende. Pero si hablamos de calidad cinematográfica, la cosa cambia, ya que ambas dejan bastante que desear, tanto la de de la Iglesia (de la que ya hablamos) como esta.
Mientras el planeta sufre la peor sequía de la historia, el malvado Botijola pretende hacerse con toda el agua del planeta para que la humanidad al completo beba su producto. Los mejores agentes del mundo se reúnen para intentar acabar con el problema, pero es Botijola el que acaba con ellos. Por ese motivo, la JONU se ve obligada a contactar con la TIA, para que ésta les envíe a sus mejores agentes que no son otros que Mortadelo y Filemón. Para ello, el Super deberá lograr reunirlos después de que ambos se pelearan, tiempo atrás, por motivos familiares.
Dicen que segundas partes nunca fueron buenas, y aunque a veces surgen excepciones que rompen la regla, esta no es una de ellas. La película, que además de cambiar el actor que interpreta a Mortadelo (en vez del desconocido Benito Pocino ahora es el popular Eduard Soto, o sea, el televisivo ‘Neng’ de Castefa) cambia también de director (pasando de Javier Fesser a Miguel Bardem), es flojita, muy flojita.
Esta segunda parte es mucho más fiel al original que la primera, en lo que a esos detalles que están en segundo plano se refiere. Cada viñeta del cómic estaba repleta de estos detalles, de estos guiños (un platillo volante parado en un semáforo, algunos carteles de comercios o publicitarios, etc.). Pero en lo que a humor se refiere, la historia no tiene la más mínima gracia. Únicamente cada aparición de ese maestro de la comedia que es Alex O’Dogherty levanta el nivel de la cinta.
El argumento es muy flojo, el humor prácticamente inexistente, las interpretaciones de escasa calidad, los efectos especiales (presentes casi en cada plano) muestran ‘los hilos’ en muchas ocasiones (o sea, que se notan).
Mal vamos con películas así. Pero si nos conformamos con la taquilla, a ver cómo acaba esto.