Bebiendo el tiempo despacio como si de un elixir se tratara. Arrumbado por los ausentes que ya nunca abandonan mi memoria porque son parte de su estructura.
Dolorido, acosado por los achaques me siento cansado de tirar hacia delante, perdiéndome en disquisiciones disruptivas que quizás no merezcan ser tenidas en cuenta.
Y así, voy perdiendo día tras día, deseo tras deseo, a los que termino por quitar valor para no herirme demasiado; sobre los que arrojo olvido.
Pues bien, me sigue doliendo. Al final siempre recurro al mismo consuelo, algo tan sencillo como paladear lo dulce que suena tu nombre en mi boca…
Si consigues juzgarte a ti mismo, eres un verdadero sabio. Saint-Exupéry