La caspa es la descamación fina y abundante de la piel que está más cerca del pelo. En ocasiones, puede producir su enrojecimiento e incluso un ligero picor. Aunque para evitar alarmas, es importante diferenciar la caspa de los distintos procesos y enfermedades descamativas del cuero cabelludo.
A pesar de ser un proceso muy frecuente, la caspa es un “estado fisiológico” que suele observarse fundamentalmente en la mitad de los adolescentes y jóvenes, de lo que se deduce una clara influencia de los andrógenos (hormonas masculinas) en la actividad de las glándulas sebáceas y en la aparición de la caspa. No obstante, a la hora de establecer los principales factores que la originan, en la genética encontramos la clave más determinante.
Por sus características específicas, podemos diferenciar claramente la caspa seca de la seborreica o grasa. La primera se caracteriza por la presencia de finas escamas del cuero cabelludo, normalmente sueltas y diseminadas por toda la cabeza. La grasa, por el contrario, se define por una descamación grasa y untuosa, y se localiza principalmente en la zona frontal de la cabeza y en la parte cercana a las orejas.
Para los casos de caspa leve y moderada (9 de cada 10) es recomendable elegir un champú que tenga en su composición sustancias como el piritionato de zinc, que ayudan a prevenir la aparición de la caspa. Si en cambio ésta es más severa (1 de cada 10 casos), se recomienda visitar al dermatólogo, porque para estos casos hay otros tratamientos como el sulfuro de selenio, entre otros.
En cualquier caso, el champú que se utilice debe:
1) Eliminar la suciedad, la caspa y la grasa sin afectar a la capa grasa e hidratada que protege la piel.
2) Ser tan fácil de aplicar como de aclarar. Por ello, es importante que no forme grumos.
3) No alterar el ph de la piel.
4) No aumentar la carga electrostática del cabello.
5) Facilitar el peinado del pelo, y mantener el brillo natural del cabello.
6) No ser tóxico, ni resultar irritante para la piel y las mucosas.
7) Formar una espuma cremosa y suave.
En definitiva, es importante que además de dejar el cabello limpio y espléndido, proporcione al cuero cabelludo los mejores cuidados. Al respecto y como ocurre con otros champús, los ‘anticaspa’ llamados de mantenimiento o de uso diario con piritionato de zinc pueden usarse todos los días (permaneciendo en contacto con el cabello al menos cinco minutos antes de aclararse).
No obstante e independientemente de lo anterior, y al ser un proceso de origen genético siempre existe la posibilidad de tener brotes más agudos, especialmente en momentos de mucho estrés. Aunque desde luego, con un tratamiento adecuado, estos brotes van haciéndose cada vez menos frecuentes con la edad.