Un ‘héroe’ con achaques

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jungla 4.0LA JUNGLA 4.0

Como si de un videojuego o programa informático se tratase, y doce años después de su última versión estrenada, llega a las pantallas la cuarta entrega de la saga del cowboy urbano por excelencia, John McClane, o lo que es lo mismo, La Jungla 4.0. Y es que, la verdad, la cosa se esperaba, sobre todo después de que en los últimos tiempos hayan regresado (o se esté preparando el retorno) de los ‘grandes héroes’ de los 80: Rocky, Rambo, Indiana Jones…

 

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Estados Unidos, 2007. (130')
Título original: Live free or die hard.
Director: Len Wiseman.
Producción: Michael Fottrell, John McTiernan, Arnold Rifkin y Bruce Willis.
Guión: Mark Bomback.
Fotografía: Simon Duggan.
Música: Marco Beltrami.
Montaje: Nicholas de Toth.
Intérpretes: Bruce Willis (John McClane), Justin Long (Matt Farrell), Timothy Olyphant (Thomas Gabriel), Maggie Q.(Mai Lihn), Mary Elizabeth Winstead (Lucy), Kevin Smith (Frederick Kaludis “El Brujo”), Cliff Curtis (Subdirector Miguel Bowman), Jonathan Sadowski (Trey), Andrew Friedman (Casper), Yorgo Constantine (Robert Russo), Chris Palermo (Del), Cyril Raffaelli (Rand), Sung Kang (Raj), Zeljko Ivanek (Molina).

Pero este John McClane no es el que era. Los años han pasado por él (aunque nadie lo diría viendo sus andanzas), y su hija ya no es aquella pequeña de antaño, sino una universitaria (Mary Elizabeth Wisntead, a la que vemos vestida de animadora en lo último de Tarantino) que no soporta a su padre. Sin embargo, su ‘suerte’ para estar en el sitio equivocado en el momento menos oportuno sigue siendo exactamente la misma que en las anteriores ocasiones.

Tras un ataque informático a las instalaciones de la agencia gubernamental encargada de evitar dichos ataques, en vísperas del día 4 de julio, con medio país de vacaciones, a John McClane le encargan que detenga y traslade para un interrogatorio a un joven ‘hacker’. Pero cuando llega a su casa se ve inmerso en un tiroteo que pretende acabar con el joven. Ahí empieza su odisea, descubriendo poco después que numerosos ‘hackers’ han sido asesinados ese mismo día. Detrás de todo se encuentra un grupo liderado por un hombre que pretende crear un caos total en el país, haciendo que todos los sistemas informáticos, desde los que controlan los semáforos y el tráfico automovilístico hasta la bolsa y los servicios de electricidad y agua queden inoperativos, haciendo volver al país a la época de las cavernas. McClane se verá empujado a enfrentarse a ellos, más que nada porque al salvar al hacker se ha convertido también en objetivo de los malos.

Cuentan que Bruce Willis aceptó interpretar de nuevo el papel que le lanzó definitivamente a la fama si para el guión se tenía en cuenta que el personaje no era el mismo de las entregas anteriores, que habían pasado más de diez años por él. Así se hizo… Más o menos. A pesar de todo, el agente McClane parece tener el mismo vigor y energía que antes, la misma resistencia y (más o menos) agilidad para escapar de persecuciones, balas y explosiones, aunque los malos de esta entrega vayan más con los tiempos y utilicen fundamentalmente las nuevas tecnologías para llevar a cabo sus maquiavélicos planes de dominación.

Lo que sí mantiene vivo McClane es su cinismo, su fina (o no tanto) ironía en sus comentarios y (muchas de sus) actuaciones, su sardónico sentido del humor en una palabra. Y lo que también mantiene la saga es sus espectaculares escenas de acción, evitando (hasta donde es posible) el uso de los efectos creados por ordenador, con un montaje vertiginoso y grandes escenas de lucha, como la larguísima pelea del protagonista con Mai, la chica del malo.

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