Apenas queda ya nada
para volver al recuerdo;
para firmar el acuerdo
consentido,
entre invierno y primavera
sacando luz rociera
del olvido.
La carreta nazarena
sube el camino de ida:
ansiosa va, presumida
de gentío,
sintiendo ser —gota a gota—
otra más en la derrota
hacia el Rocío.
Polvo y arena, gente,
rezo, beso, devoción,
paso, buey, generación
y hermandad,
que elevando letanías
encorsetan a María
en su verdad.
Y luego vendrán de vuelta;
y después, sueltas medallas,
y, lavados de la raya
los churretes,
celebraré, descansado,
poder dormir relajado
y sin cohetes…