ALGO PASA EN HOLLYWOOD
No es una novedad utilizar el mundo del cine para contar una historia. Han sido numerosas las cintas que tienen por argumento el cine, los rodajes, la industria… El cine dentro del cine, vamos. Desde clásicos como El crepúsculo de los dioses, a cintas más recientes como Tropic Thunder, sin olvidar obras fundamentales como El juego de Hollywood de Robert Altman o tan variopintas como Cómo conquistar Hollywood (una de las debilidades no confesadas de este que les habla).
Estados Unidos, 2009. (106’)
Título original: What just happened.
Dirección: Barry Levinson.
Producción: Mark Cuban, Robert de Niro, Barry Levinson, Art Linson, Jane Rosenthal.
Guión: Art Linson, basado en su propia novela.
Fotografía: Stéphane Fontaine.
Música: Marcelo Zarvos.
Montaje: Hank Corwin.
Intérpretes: Robert de Niro (Ben), Catherine Keener (Lou), Sean Penn (Sean Penn), Bruce Willis (Bruce Willis), John Turturro (Dick Bell), Robin Wright Penn (Kelly), Stanley Tucci (Scott Solomon), Kristen Stewart (Zoe), Michael Wincott (Jeremy Bruell).
En esta cinta, dirigida por el irregular Barry Levinson, que cuenta con un cada vez más flojo Robert de Niro como protagonista y productor, y basada en una novela del productor Art Linson (que cuenta sus propias experiencias), Algo pasa en Hollywood (por cierto, otra muestra de una mala traducción de un título original) cuenta las desventuras de un productor durante dos semanas duras de su vida, en las que tiene que lidiar con un director que se niega a remontar su película, a las exigencias de una estrella, a otras sanguijuelas varias de la industria, mientras sufre las presiones de sus jefes e intenta mantener lo poco que queda vivo de la relación con su familia.
Algo pasa en Hollywood tiene algunos momentos en los que se puede percibir la sátira que intenta plasmar, los juegos de poder que se ocultan en la industria y las miserias del negocio. El problema es que, estando detrás uno de los grandes estudios, como es el caso, se podía prever que no iba a haber tanta mala hostia como se podría esperar. Si a ello le sumamos que Levinson es un director que no es muy propicio a morder la mano que le da de comer, el resultado es este, una cinta que pretende ser mordaz, pero que se queda en una película ligera, mucho más suave que otras (como la del maestro Altman, por ejemplo, donde, por cierto, también aparecía Bruce Willis interpretándose a sí mismo, como en ésta)
El argumento va de un lado a otro sin mucho acierto en casi todo su metraje, pasando de una de las historias a otra (del director a la estrella quejosa, a los problemas familiares…), resultando muy previsible en la finalización de todas ellas. No es tan mordaz como pretende, incluso tiene momentos que son hasta aburridos, provocados por un ritmo cansino. Si a ello le sumamos el hecho de que ninguno de los protagonistas está en su mejor momento (de Niro lleva años lejos de sus grandes trabajos), el resultado es éste, una película con un argumento que se prevé interesante, pero que (como en otras ocasiones) carece de la mordacidad que se le presupone.