Trescientos años orando por las calles de su pueblo

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    Miércoles Santo estación de penitencia de Oración

    El mar sabor de boca, salado por la lluvia y las lágrimas de pena, que había dejado el Martes Santo en el ánimo del cofrade nazareno, se vio resarcido en una espléndida tarde de Semana Santa el Miércoles Santo.

    Eran muchas las ganas de ver una cofradía en la calle y el centro de la ciudad se llenó de una ingente multitud de público que tomaron el casco antiguo de Dos Hermanas para disfrutar de una de las hermandades con más solera de la Semana Santa nazarena.

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    Oración se ponía en la calle como hace tres siglos,  un Miércoles Santos, cuando la travesura de un grupo de niños sembró la semilla del misterio que cada año representa en la calle a Jesús orando en el huerto de los olivos, el de Getsemaní, antes de su prendimiento. Unos niños que tuvieron mucha presencia en un cortejo con mucha presencia infantil, tanto de nazarenos como de monaguillo, que suponen la renovación o regeneración de una hermandad que cumple 300 años haciendo estación de penitencia.

    La cofradía se puso en la calle pasada las siete de la tarde, desde su casa hermandad de Aníbal González, en la que no cabía un alfiler, como tampoco cabía en las primeras calles de su recorrido, como Rivas o Francesa, donde se espera con impaciencia su llegada.

    Miércoles Santo estación de penitencia de Oración

    El misterio, con un elegante exorno floral en tonalidades moradas, volvió a dar muestra de buen hacer, de buen andar, en su estación de penitencia, arropado musicalmente, mecido, por sones clásicos, de los que muchos recuerdan de su infancia. Los que puso un nuevo Miércoles Santo el buen hacer de la agrupación de La Estrella, que se fundió en cada una de sus marchas con la Oración en el huerto y con el cimbreo de las ramas del olivo.

    Una elegancia que tampoco faltó en el palio de la Virgen de los Dolores que sorprendió al público que la contemplaba por la originalidad de su vestimenta, sobre todo, de la nueva disposición que lucía su rostrillo, en contraposición con la sobriedad del terciopelo negro de su nuevo manto. Todo ello regado con el blanco de un cuidado exorno floral que fue embriagando al paso de esta Dolorosa del Miércoles Santos.

    Delante de la Virgen, junto a la presidencia del palio, Oración contó con la presencia de una representación de Terciarios Capuchinos, los Amigonianos, cuya patrona también es la Virgen  de los Dolores. Una forma de devolver la visita que la junta de Oración realizó al Colegio San Hermenegildo, de su orden, en la jornada del Viernes de Dolores cuando procesionan a su Virgen por el centro. La Imagen de María en sus Dolores, en  estampas de mayores dimensiones que las que se reparten en los últimos años en las estaciones de penitencias de las diferentes cofradías, hicieron las delicias de los más pequeños entre el público, que no dejaron de reclamárselas durante el recorrido.

    Un paseo con tintes de víspera, de los días festivos y grandes que están por venir, con la visita que realiza los pasos de esta cofradía a la capilla de San Sebastián, donde se veneran los titulares de Vera-Cruz,  o Gran Poder, quienes cuentan ya las horas para realizar su estación de penitencia. Dos de los momentos claves de su itinerario, como también lo es su paso por Carrera Oficial  o su última presentación de la noche, en Mellizas, donde  rinden pleitesía a la Hermandad de la Estrella.

    Ya de madrugada, la de un nuevo Jueves Santo, los dos titulares de Oración realizaron la entrada en su casa hermandad, de nuevo tomada por el público. El paso de misterio lo hizo sobre la una de la madrugada, haciéndolo la Virgen una hora más tarde.

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