Amor por la poesía

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Película La profesora de parvularioLA PROFESORA DE PARVULARIO

La segunda película del israelí Nadav Lapid pasó por varios festivales cosechando críticas enfrentadas. También estuvo en Sevilla, donde (por cierto) se llevó merecidamente el Giraldillo de Plata.

{xtypo_rounded3}Israel-Francia, 2014 (119′)
Título original: Haganenet.
Escrita y dirigida: Nadav Lapid.
Producción: Osnat Handelsman-Keren, Carole Scotta.
Guión: Don Ross basado en la novela de Ayelet Waldman.
Fotografía: Shai Goldman.
Música: Michael Emet.
Montaje: Era Lapid.
Intérpretes: Sarit Larry (Nira), Avi Shnaidman (Yoav Pollack), Lior Raz (Marido de Nira), Jil Ben David (Profesor de poesía), Ester Rama (Miri), Guy Oren (Asi), Yehezkel Lazarov (Amnon Pollack), Dan Toren (Aharon Pollack). {/xtypo_rounded3}

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La historia que nos presenta aquí Lapid es ambiciosa y realmente potente. Estética y argumentalmente hablando. En ocasiones resulta realmente inquietante, y llega a hacer sentir incómodo al espectador. Por detalles de la historia en sí, y por cómo está contada (en algunos momentos la cámara misma se convierte en personaje, y algunas miradas a cámara de algún personaje son verdaderamente desconcertantes.

La premisa de partida es, cuanto menos, inusual. Nira, que es profesora de un parvulario, descubre un día, por casualidad, el enorme talento para la poesía que tiene uno de sus alumnos, Yoav, un pequeño de cinco años. Para ella, poeta vocacional, este descubrimiento resulta un shock. Mucho más cuando descubre que a su padre (su único progenitor) le importa poco el talento de su hijo. Por ello decide ser ella la que proteja al pequeño.

Lapid no se decanta de uno u otro lado. Muestra una situación límite que hace que el espectador sienta una incomodidad casi permanente, obligándole a tomar partido en tan complicada situación. Nira se siente obligada a salvar la poesía, a proteger el talento de ese pequeño artista, para evitar que se pierda en un mundo donde reina la banalidad. Aunque quizás lo que pretenda sea exprimir al crío y sacar toda la poesía que tiene dentro para explotarla en su beneficio. Otro modo de verlo es que su instinto maternal no ha muerto: la relación con su marido se ha ido apagando con los años, y sus dos hijos ya han abandonado el hogar. Pero ella todavía tiene amor que dar y ve al pequeño desprotegido. O como una disertación sobre si el artista nace o se hace.

Magnífica y complicada cinta la que nos trae Lapid, una cinta que sobrecoge y que incomoda a partes iguales, con un soberbio trabajo no solo de su director y guionista, sino también con una fotografía espectacular, y unas interpretaciones increíbles, tanto de Sarit Larry (la profesora) como del pequeño (Avi Shnaidman), que pasea y declama como si lo hubiese estado haciendo desde siempre.

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