La cofradía tuvo que hacer frente a algunos incidentes que provocaron un retraso
Bajo un sol de justicia y en una de las jornadas más calurosa de la pasada Semana Santa hacía su estación de penitencia la hermandad de la Sagrada Cena en la tarde del Jueves Santo. Jornada de oficios eucarísticos, como Eucaristía es la que imparte a la ciudad de Dos Hermanas Jesús en el misterio de esta hermandad, que sigue su lento pero firme caminar en su asentamiento y consolidación como cofradía de penitencia.
A pesar de las altas temperaturas el cuerpo de nazarenos no se vio mermado en ningún momento para mejor lucimiento del cortejo en su procesionar. Toda una alegría para la hermandad que sí tuvo que hacer frente, sin embargo, a la intranquilidad de afrontar un retraso de 30 minutos en su procesionar a la Carrera Oficial. Éste vino motivado por la rotura de una jarra del frontal del palio y de un farol de guardabrisa que se intentaron colocar sin éxito, además de por un pivote que no había sido retirado de una de las calles del recorrido, lo que motivó una parada del misterio hasta que se subsanó el problema.
Incidencias a un lado, fueron muchos los momentos emotivos que se vivieron durante la tarde, como la revirada del palio de la Virgen del Amparo y Esperanza en la calle Alarcón, en la casa en la que residen dos abuelas de la hermandad. Otros abuelos, los de la Residencia de San Rafael, disfrutaron de la cofradía a la salida de la misma.
Además, el palio recibió tres petaladas a lo largo de su recorrido: la que ya viene siendo tradicional a la salida, preparada por el Grupo Joven, una en la calle Antonia Díaz y otra en Santa María Magdalena, organizada por distintos hermanos.
Destacar la labor realizada por ambas bandas, Veterana de Sevilla y Arunda de Ronda, que no cesaron de interpretar marchas durante el recorrido. Así como el trabajo de capataces y costaleros, comandados, como novedad, por Ricardo Almansa.