Los mismos. Exactamente los mismos. No cambia ni uno. El PSOE de Dos Hermanas presenta para 2007 una lista exactamente igual que la que propuso hace cuatro años. Sobran las palabras, o no.
Cogiendo el tema desde la raíz, me imagino que parte de la militancia socialista nazarena, fundamentalmente la juventud, no estará demasiado ilusionada. Debe ser algo inquietante pensar que su partido es un coto cerrado, en el que son los que están y están los que son. Quiero decir que toda renovación y depuración, que se le debe exigir a un partido político, brilla por su ausencia en esta candidatura. Quien tenga ideas nuevas en el PSOE de Dos Hermanas no puede llevarlas a la práctica, simplemente porque no está, porque la “foto” es la misma. Puede darse la imagen a los simpatizantes de “la izquierda” que su política es inamovible e incuestionable.
Dentro de la lista, puede uno plantearse la posibilidad de que no se arriesguen a moverse unos a otros del “sillón”, no vaya a ser que empiecen disputas y acusaciones que en nada les benefician. Imagino que cuando uno lleva tanto tiempo en “las alturas” debe producir un vértigo espantoso cualquier atisbo de cambio.
Hasta aquí resumo las deducciones a las que llego por las actuaciones, a mi parecer, esclarecedoras de las iniciativas que propone este partido. Pero no me incumbe la organización interna del PSOE, ya que no milito en sus filas, pero sí la repercusión que tiene en los nazarenos, entre los que me encuentro. La lista del partido que actualmente “gobierna” Dos Hermanas debe ser preocupación de todos pues, teniendo en cuenta lo dicho con anterioridad, no merecemos otros cuatro años de inseguridad ciudadana, de fomento del ladrillo a costa de la destrucción masiva de zonas verdes, de descoordinación con barriadas tan pobladas como Montequinto, del crecimiento demográfico no acompañado de medidas acordes para atenderlo a los niveles más básicos, de tantos y tantos años con las mismas caras, los mismos nombres, y mejores vidas,… para ellos.
Dos Hermanas es madura en ideas, y tiene en su interior la rebeldía de un joven cuando le imponen algo “porque sí”. Los nazarenos no podemos permitirnos más dilación, el cambio es necesario, es sano y a la vez provocará una transformación en todos los ámbitos de nuestra sociedad, incluido el partido que hasta ahora ha “dirigido” nuestro rumbo. Es decir, conseguiremos un beneficio común, una transición completa, a la que todavía no hemos llegado. Y estaremos más cerca de la libertad. Nuestros son el voto y el futuro. El 27 de mayo ¡habla, Dos Hermanas!