Tras 16 meses de asedio, el rey Fernando III ha entrado victorioso en Sevilla, que se encontraba en manos del rey moro Ab-Xataf. Antes de la conquista, cuentan que se encomendó a una pequeña imagen de su devoción de esta forma: “Valedme, Señora, en esta empresa que acometí en nombre de Dios y gloria vuestra, y yo os ofreceré en este lugar el primer pendón que tome dentro de Sevilla.”