En asamblea mantenida en la Plaza de Abastos, los tenderos han decidido oponerse a la intención del Ayuntamiento de derribar el viejo edificio de 1930 para construir en su lugar un nuevo mercado con dos plantas subterráneas para aparcamientos. Los comerciantes dudan de la idoneidad de un mercado provisional mientras duren las obras, y temen que les pase como a sus colegas de Alcalá o la Encarnación, que se quedaron sin trabajo tras unas obras que no acabaron nunca.