Ya ha ocurrido lo que desde el Partido Andalucista hemos venido denunciando y temiendo desde hace años, la desaparición de Villa Pepita.
Lo ocurrido con los edificios históricos en Dos Hermanas no tiene precedente, y por supuesto se le podría calificar de “Atentado contra el Patrimonio Histórico y Arquitectónico de un pueblo”, y eso, está penado por la Ley.
Desde este Partido, pero también, desde nuestra visión como personas, nos resulta difícil comprender que pueda haber gobernantes con tanta falta de escrúpulo y sensibilidad, pero sobre todo, con tanta falta de respeto hacia el Patrimonio de todo un pueblo, tratándolos como si les perteneciese y que desde luego gozaba de un valor reconocido y probado, sin contar ya con el sentimental, ¿qué clases de gobernantes priva a un pueblo de su Patrimonio, como aquí ha ocurrido?, recordemos, Plaza del Arenal, Mercado de Abastos, Jardines de la Pimienta, Miradores, etc…
Los jardines de los que estaba rodeada Villa Pepita, los vendieron para construir pisos… cuando podía haber sido, con la vegetación de la que disponía y arboleda, lugar de esparcimiento y ocio para una zona del centro, tan asfixiada por la especulación del ladrillo. El edificio lo dejaron a conciencia destruirse, por cierto, costumbre habitual y propia también de este gobierno local, para salir ahora diciendo que ya no hay posibilidades de restauración, ¡ pero si son ustedes mismos los responsables de que eso ocurra, os cruzasteis de brazos, mientras observabais su lastimoso deterioro!, ¿Haréis lo mismo con la Torre del Olivar? porque el aspecto y la dejadez de este edificio es el mismo al que habéis sometido a Villa Pepita.
Ahora construiréis una Villa Pepita a vuestra imagen y semejanza, porque al igual que un hogar, refleja la personalidad de quien lo habita, los edificios que se han construido en Dos Hermanas (Arenal, Plaza de Abastos) son el fiel reflejo de la mediocridad de sus políticos .
Pero, si es posible que haya algo más grave aún que todo esto, es la pasividad de las personas hacia cosas que les afectarán a ellos, a sus hijos, y generaciones venideras, pero claro, qué se puede esperar de quienes solo son capaces de “echarse” a la calle para protestar porque su equipo de fútbol ha bajado a segunda y permanecen en sus casas cuando están en el paro o soportan un trabajo y sueldo precarios, qué verdad es lo de que “los pueblos tienen los políticos que se merecen”.
Sólo nos cabe ya preguntar, al igual que lo hicimos con el anterior Ayuntamiento y Plaza de Abastos, ¿dónde han ido a parar los herrajes, mármol, azulejos y puertas de Villa Pepita…? y por favor, no nos salgan diciendo que el mármol era cemento, o que los azulejos eran de plástico, sean serios.