(Marcos 16,15-20) Parece que la participación de los ciudadanos en la construcción social se ha de reducir a la organización de eventos lúdicos o de concursos de bailes y gastronomía. El fundamento de la democracia no está en el voto individual cada cierto tiempo, sino en la participación libre y activa de los ciudadanos en la configuración de nuestra sociedad.
El próximo domingo celebramos la Ascensión de Jesucristo y el envío de los Apóstoles a evangelizar el mundo: “Id al mundo entero y anunciad el evangelio”, nos dice el evangelio. Ese anuncio del evangelio ha de ser, por una parte, el testimonio personal de que en Jesucristo hemos encontrado el verdadero sentido de nuestra vida; el camino, la verdad y la vida que el Padre nos ofrece. Pero, por otra parte, la evangelización también conlleva la colaboración con la construcción de un mundo más justo y humano.
Maestros y profesores cristianos, madres y padres de familia creyentes, id al mundo de la enseñanza y trabajad por una educación de calidad y con valores auténticos, donde la educación sexual no se reduzca a reparto de condones. Trabajadores y empresarios creyentes, id al mundo laboral y buscad las formas de ir creando puestos de trabajo dignos para todo el que lo necesite. Vecinos y vecinas cristianos de todos los barrios id a los vecinos y a las administraciones y procurad unos barrios más humanos y fraternos.
Parroquias y comunidades cristianas, id al mundo y sed, en medio de todos, casas donde se vive el amor de Jesucristo; sed pequeñas semillas que dan frutos de Evangelio.