(Marcos 10,2-16)
¿QUÉ REALIDAD DE nuestro mundo puede servirnos como imagen de Dios?
Sabemos que la Biblia, antes de que el Padre enviara a su Hijo, “imagen de Dios Invisible”, prohibía toda representación de Dios, incluso pronunciar su nombre. Por eso, aunque los creyentes le tenemos devoción a distintas imágenes religiosas de un artista inspirado, ya sean esculturas o pinturas, sabemos que toda son meras imágenes, y que la realidad de Dios está siempre más allá. Dios es espíritu y debemos adorarlo en espíritu y verdad.
El mundo ha sido creado por Dios, y hay muchas realidades del mundo que nos hablan de Él: el colorido y la atmósfera cálida de un atardecer, el murmullo de los árboles y los pájaros de un bosque… Dios crea al hombre y a la mujer, dice el libro del Génesis, a su imagen y semejanza; y desde entonces el amor entre la mujer y el hombre –sus lazos de ternura que les acercan a la plenitud, la entrega sincera de un amor mutuo, su generosidad al engendrar y cuidar a los hijos, su disposición a cuidar el uno del otro en la riqueza y en la pobreza, en la salud y la enfermedad…—es la imagen más cercana a un Dios que se define a sí mismo como amor.
Ojalá cada uno de nosotros, en cualquier circunstancia, vivamos siempre en ese amor de entrega, en un amor grande que de sentido a toda nuestra vida.