Rufino Monrové se jubila después de cuarenta años dedicado a la docencia en Dos Hermanas

    0
    - Publicidad -

    perfil rufino monrovéRecuerda con nostalgia los tiempos de las escuelas unitarias y el contacto directo con el alumno

    Con el final del curso que terminó hace escasamente un mes, han venido también las despedidas para algunos profesores, que se han jubilado después de muchos años dedicados a la enseñanza.
    Es el caso de Rufino Monrové Lorenzo, que nació en Betanzos, La Coruña, pero que se crió en la localidad sevillana de Aguadulce, entre Osuna y Estepa, y que vino a vivir a Dos Hermanas muy joven, buscando una prosperidad que en el campo no había. Sus padres, un guardia civil y una maestra, decidieron emigrar para que sus  hijos tuvieran la oportunidad de estudiar y labrarse un porvenir. Instalado en los primeros pisos de San Pablo, el joven Rufino aprobó la Reválida y estudió Magisterio, para después aprobar las oposiciones.

    Rufino confiesa que “no tenía vocación al principio, sobre todo porque estaba trabajando en el campo y no me importaba no estudiar. Pero mis padres hicieron un gran esfuerzo para darme una educación y a pesar de los sacrificios que conlleva la vida de estudiante, ahora me alegro de aquella decisión”.

    - Publicidad -

    Toda una vida docente
    Empezó como maestro en la Escuela Parroquial del Amparo, actualmente desaparecida, que se encontraba debajo del puente de La Moneda, en los antiguos comedores de Lisén; una escuela unitaria en la que había niños de muy distintas condiciones sociales, edades y estratos culturales y donde el trato continuo con el maestro los dotaba de gran familiaridad. Rufino opina que “el colegio por aquellos entonces era más humanitario. Había otro sistema: los niños estaban con un solo maestro, todos juntos, se convivía con ellos, se hacían más actividades lúdicas… la relación era más cercana. Ahora un colegio es como una fábrica; se hace el trabajo en serie”.

    Después de este comienzo como maestro en las escuelas unitarias, Rufino Monrové comenzó a dar clases en el colegio Valme Coronada, después de unos años de interino en El Cuervo y Los Palacios. Rufino recuerda este centro como “un colegio muy nuevo, con clases amplias, pistas perfil rufino monrovédeportivas y hasta un gimnasio”.

    Durante cinco años, este maestro dio clases a niños pequeños en los primeros cursos de la EGB, que él califica como “paso muy brusco; aunque el cambio más radical ha venido con la LOGSE. Creo que los alumnos no se han adaptado bien a este nuevo sistema y manifiestan mucho rechazo por los profesores, aunque la situación de las familias también influye. En la actualidad el maestro representa al sistema, es quien pone las trabas y se le da más importancia a las notas que al aprendizaje”.

    Tras esos años en el colegio Valme Coronada, Rufino pasó a formar parte del claustro de profesores del colegio Enrique Díaz Ferreras, en La Moneda. De aquella época recuerda los cortes en la autopista en el año 1979 para que se dotase de material escolar al centro y todas las experiencias vividas durante los 20 años que ejerció como docente en este centro: fiestas de fin de curso, excursiones, el trabajo continuo y diario, y casi toda una vida dedicada a enseñar.

    Las dificultades de los últimos años

    En 1999 llegó al IES Vistazul, donde ha conocido más de cerca los pros y los contras de la Enseñanza Secundaria Obligatoria. “Muy pocas personas están concienciadas de los problemas a los que se enfrentan los profesores todos los días”, comenta. “Hay que luchar día a día contra una sociedad en la que no se valora el esfuerzo y en la que sólo se glorifican el triunfo fácil y el dinero. Haría falta una motivación, modelos de gente joven que hayan conseguido sus logros con esfuerzo”.

    Ahora, con 60 años, finaliza su carrera docente, después de cuatro décadas de servicio público como profesor, cinco años antes de la jubilación obligatoria, porque asegura que “en esta situación de inestabilidad, desprotección y desprestigio del profesorado no se puede seguir. Se nos ve como a enemigos y no como a alguien que pretende transmitir conocimientos”.

    Activo y con mucha vitalidad, Rufino conserva de sus años de maestro, en que viajaba con sus alumnos y los llevaba  a excursiones, la curiosidad por conocer lugares nuevos y se dedica al senderismo como miembro del Club Señal y Camino. Su acercamiento a los alumnos ha sido su mejor arma para transmitir sus enseñanzas y también “querer a los niños. Porque si no los quieres, mejor dedicarse a otra cosa”.perfil rufino monrové

    Motivar con las actividades extraescolares 

    Las excursiones han sido para Rufino Monrové uno de sus grandes incentivos para motivar a los alumnos a la hora de estudiar y mejorar su comportamiento. Desde que comenzó su carrera como docente tuvo muy claro que visitar museos, el campo o realizar viajes de fin de curso (ha estado, entre otros, en Mallorca, Asturias, Lisboa y la Costa del Sol) suponía un acercamiento humano entre el profesor y el alumno. Aquí lo vemos en una excursión al parque de atraccines Isla Mágica, de Sevilla.  

    - Publicidad -

    DEJA UNA RESPUESTA

    Por favor ingrese su comentario!
    Por favor ingrese su nombre aquí
    Captcha verification failed!
    La puntuación de usuario de captcha falló. ¡por favor contáctenos!