Soy de Dos Hermanas y vivo sus costumbres a flor de piel. Todos los años dedico mi tiempo e ilusiones a exornar una carreta para nuestra Virgen de Valme. Dicho trabajo no solo requiere el esfuerzo del carretero ya que se hace por devoción y por fe, el problema, es el económico. Eso precisamente es lo que trato de denunciar públicamente.
Los carreteros de Dos Hermanas solo disponemos de la ayuda de la Hermandad de Valme, que sufraga el gasto de la yunta de bueyes, y gracias a personas como Manuel Alcocer que desinteresadamente apoya en lo económico nuestra labor. Pero desde el Ayuntamiento de Dos Hermanas no recibimos ni un céntimo como perciben otras fiestas menos arraigadas, para mantener esta tradición autóctona de nuestro municipio, que no es otra que el exorno de las carretas que acompañan cada tercer domingo de octubre a nuestra Virgen de Valme. Mantener las tradiciones no es solo una cuestión de devoción sino también de promoción, y somos los nazarenos, con el respaldo de nuestro Ayuntamiento, quienes tenemos que salvaguardarlas.
