El CEIP Huerta de la Princesa ha acercado a su alumnado a la tragedia ocurrida en la Comunidad Valenciana por el paso de la DANA. Lo ha hecho con una videoconferencia con uno de los dos niños, los héroes de barro, que se hicieron virales por un vídeo en el que aparecían con un carro de la compra repartiendo comida a las personas que lo necesitaban con una sonrisa.
Esta iniciativa surge del maestro del centro, Juan Luis Barroso, quien, al ver el vídeo, se sobrecogió al ver a «un par de chavales de 11 años dando una auténtica lección de vida acerca de cómo actuar cuando todo tu mundo se desploma alrededor». Juan Luis mostró el video en clase y, tras el visionado, mantuvo una conversación con su alumnado «acerca de la valentía y la responsabilidad, alcanzando unos niveles de empatía que hasta entonces mis alumnos no habían mostrado con respecto a lo ocurrido».
Este maestro intentó contactar con estos chicos, los héroes de barro, contactando con el programa en el que se había emitido el vídeo, El Chiringuito, explicando su proyecto y accediendo a ponerle en contacto con la madre de uno de ellos.
El compromiso del centro con este encuentre educativo se basaba en dos pilares fundamentales. Por un lado, lo que se buscaba era «el impacto en nuestro alumnado para elevar su capacidad empática al conocer de primera mano la crudeza y lo desgarrador que había sido aquel horrible acontecimiento». Por otro lado, «queríamos devolverle en forma de respeto absoluto, escucha activa y admiración, un chute de energía y fuerza para seguir saliendo adelante a pesar de las vicisitudes».
Conexión con Neizan y su madre
El salón de actos del Colegio Huerta de la Princesa albergó a cien niños y niñas, «quienes mostraron un silencio respetuoso y una capacidad de escucha tan sincera como impresionante durante la hora que duró la conexión», explica este maestro. El colegio entró en videoconferencia con Neizan y su madre y el pequeño empieza a describir «la terrorífica situación vivida a la salida del colegio cuando, en sus propias palabras, estuvieron cerca de perder la vida dentro de su propio coche». Pudieron escapar de milagro e ir a la montaña y resguardarse en un refugio.
Tras la riada, de vuelta a casa, tan sólo se había librado de la destrucción la planta alta de la casa, donde Neizan, aterrado, se niega a salir de allí durante dos días. Fue su amigo Izan quien fue a buscarlo y lo empujó a salir de allí. Ambos, valorando la situación, toman la iniciativa de ir a un centro de reparto para cargar comida y agua y repartirla entre aquellos que no tienen cómo acceder a los recursos por falta de movilidad, por estar bloqueados o por falta de energías y ánimo.
Pero la historia no terminaba ahí, ya que Neizan sufre de una dolencia crónica diagnosticada que le provoca dolores y cansancio continuado. «Pero las necesidades de otras personas en esta adversidad se convierten en su fortaleza para tirar adelante durante nueve horas al día», explica Juan Luis Barroso.
Por lo que, lo que se ha vivido en este centro gracias al relato de Neizan, uno de los héroes de barro, ha sido «una oportunidad de oro para poder empatizar con la tragedia de nuestros vecinos y aprender cómo el tener conciencia plena del tipo de persona que quieres ser en la vida y poner el foco en dirigir todas tus decisiones y acciones a conseguirlo, te convierte en un ejemplo vivo para todos».