Después de tantas batallas, nunca pensábamos que llegaría la última. No sé si pudo contigo o fuiste tú el que decidió no seguir peleando. Te marchaste como tú querías, tranquilo, sin sufrimientos y rodeado de los tuyos, pero nos has dejado un vacío inmenso, vacío que intentamos llenar con tus recuerdos, con tus ocurrencias, con tus gracias, con tus consejos.
Pero ahora mismo no lo llena nada, solo el tiempo nos ayudará a cicatrizar la herida. Esperamos que esos recuerdos, que ahora nos sacan lágrimas al recordarte, pasado un tiempo, nos saquen una sonrisa, esa que tú siempre llevabas por bandera. Esa sonrisa que ocultaba tus miedos, tus temores, la que regalabas a todo aquel que se cruzara en tu camino, lo conocieras o no, eso no importaba. Allá dónde ibas dejabas huella. Por eso no queremos recordarte con tristeza, sino con esa alegría que tú siempre repartías.
Has sabido sacarle todo el jugo posible a la vida. Has sido feliz y has hecho feliz a los que te rodeaban. Como dice un buen amigo de la familia, no nos dijiste cómo ser felices, lo fuiste tú y así nos enseñaste a serlo a los demás.
Allá donde estés, seguro que ya más de uno ha caído en alguna de tus bromas, seguro que ya les has hablado de tu Real Betis Balompié y seguro que has encontrado mil sitios para sacar una buena fotografía.
Allá donde estés, sigue riendo y disfrutando como siempre. Allá donde estés y haya lo que haya en ese lado del camino, te mereces el mejor sitio por todo lo bueno que has dejado a este lado.
Por último, su esposa e hijos queríamos daros las gracias a todos los que, de alguna u otra forma, nos habéis acompañado en estos duros momentos. Sentir el cariño de tantas y tantas personas que lo querían de verdad, es todo un orgullo para nosotros y ha servido para calmar nuestro dolor.
D.E.P.