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Entre las corrientes ideológicas españolas de la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX tuvo una especial relevancia, a pesar de estar en teoría fuera del juego político, el carlismo, heredero de aquellos realistas que defendían al Antiguo Régimen. Este grupo político alcanzó una gran notoriedad en nuestra localidad en la etapa conocida como la Restauración borbónica (1874-1931). Tanta importancia lograría, que Dos-Hermanas fue el único pueblo de la provincia de Sevilla que tuvo carlistas al frente de su Ayuntamiento en dos períodos: 1899-1906 y 1907-1908.

Pero el carlismo en Dos-Hermanas (se desconoce, por cierto, cuándo recaló aquí exactamente, aunque debió hacerlo en los últimos años del reinado de Isabel II [1833-1868]), como ocurría en el resto del país, quedó dividido a partir de 1888 en dos grandes ramas: la “tradicionalista”, liderada a nivel nacional por Juan Vázquez Mella (que visitó Dos-Hermanas, por cierto), defensora de la ortodoxia carlista, de los derechos dinásticos del pretendiente de turno, en esas fechas Carlos de Borbón y Austria-Este (Carlos VII para sus partidarios) y a favor de la participación en el sistema de la Restauración; y la “integrista”, bajo las siglas de Partido Católico Nacional, que propugnaba la creación de un régimen de corte teocrática, dejando a un lado los temas dinásticos. Aunque ambas ramas se profesaban una manifiesta hostilidad, en muchos momentos colaboraron en múltiples actos de naturaleza religiosa e, incluso, no dudaron en suscribir pactos electorales, como ocurrió precisamente en nuestra villa.

De las dos ramas, la tradicionalista tuvo más peso en Dos-Hermanas gracias a sus dos grandes líderes locales: Jesús Legallois de Grimarest y el marqués consorte de Íscar, Juan Antonio Marsella y Armas. Fue el propio Grimarest, destacado personaje sevillano que había participado en la III Guerra Carlista, quien revitalizó el partido tradicionalista en nuestra villa. Así, a partir de 1892, se encargó de darle estructura, dotándolo incluso de un círculo llamado “La Unión”, que serviría de punto de encuentro de los tradicionalistas nazarenos. Andado el tiempo, en 1910, el mismo Grimarest proporcionaría al partido un semanario titulado ‘El Radical’, que pronto actuaría como órgano oficial de los tradicionalistas de la región sur, y pasaría después a editarse en Sevilla y, posteriormente, en Marchena. El partido tradicionalista de Grimarest comenzaría su “asalto” al consistorio nazareno en 1893, consiguiendo representación dos años más tarde. Y ya en 1899, en unión con los integristas y la parte más conservadora del Partido Conservador, llegaría a la alcaldía nazarena. Destacados miembros de esta facción política fueron, además de los dos ya referidos, Juan Castro Claro, que sería alcalde en dos ocasiones (1904-1906 y 1907-1908), José Santana Doblado y José Sánchez Rodríguez, que después pasaría al sector católico del partido Conservador y también ejercería la alcaldía de manera interina en 1908.
Grimarest siempre hizo gala sin cortapisas de sus ideas tradicionalistas y pública ostentación de su incondicional apoyo a Carlos VII, y tras la muerte de éste en 1909, de su sucesor Jaime III de Borbón. Tanto es así que su finca, la huerta de “San Carlos”, fue llamada así en honor del pretendiente carlista. Si bien Carlos VII nunca estuvo en Dos-Hermanas, su retrato estuvo muy presente en numerosas casas de la villa. De esos retratos, alguno nos ha llegado, por fortuna.

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Sin embargo, los años dorados del tradicionalismo nazareno llegarían a su fin en 1909, entrando en una grave decadencia a partir de entonces, a pesar de que Grimarest ocupó la alcaldía en 1920-1921 y de la cierta revitalización que tuvo en los años de la II República y primeros momentos de la Guerra Civil. Terminaría desapareciendo en la década de 1940.

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