nazareno
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Conocido es que fue más de uno el nazareno que, en siglos pasados, cruzó el Atlántico con la esperanza de mejorar su situación económica. La mayoría sintieron «predilección» por la zona del Caribe, estableciéndose en las islas de La Española o de Cuba. El caso más destacado es el del médico Lázaro de Flores, al que dedicamos un artículo hace ya tiempo. Pero otros llegaron a lo que en otros tiempos se llamó «Tierra Firme», esto es, el continente. En esta ocasión, repasaremos la biografía de un nazareno que fijó su residencia en la Nueva España, lo que hoy es a grandes rasgos México, y donde llegó a tener gran relevancia social y económica: José García de Terreros.

Hijo de un hidalgo nazareno, don Bartolomé García de Pineda, y de doña Lucía Vázquez de Terreros, nació en nuestra entonces villa el viernes 4 de diciembre de 1717. Recibiría las aguas del Bautismo en la parroquia de Santa María Magdalena de manos del párroco don Mateo Román el día 12 de ese mes y año, siendo su padrino su tío paterno José García. De él recibiría, además, su nombre. Su familia paterna tuvo una cierta significancia en la Dos-Hermanas de principios del siglo XVIII. Su tío Pedro García Bellorado, por ejemplo, fundaría en 1720 una capellanía en la iglesia parroquial de esta villa. Su familia materna, por su parte, procedía de la villa onubense de Cortegana, donde tuvo gran prestigio, estando emparentada con la rama de la que descienden los condes de Regla. De hecho, Pedro Romero de Terreros (1710-1781), primer conde de Regla, era primo hermano de nuestro biografiado.

José García de Terreros tuvo, al menos que sepamos, tres hermanas: Lucía, María e Isabel García de Terreros, esta última casada con Diego García, siendo su nieto Diego Delgado y Rivas, presbítero y beneficiado de la parroquia de Santa María Magdalena.
En 1732 el antes mencionado Pedro Romero de Terreros marcha a las Indias al haber sido reclamado por su tío Juan Vázquez de Terreros, destacado vecino de la ciudad de Santiago de Querétaro y tío también de nuestro protagonista. Romero de Terreros se dedicaría a administrar los negocios de Vázquez de Terreros en aquella ciudad, haciéndolos mucho más beneficiosos de lo que ya de por sí eran. Tanta prosperidad atrajo a José García de Terreros, quien acudiría a Querétaro para ayudar a su pariente. No tenemos más datos al respecto, pero aquella marcha a la Nueva España debió ocurrir muy a principios de la década de 1750.

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De esta manera este nazareno abandona su Dos-Hermanas natal que poco le ofrecía para prosperar y fija su residencia en Santiago de Querétaro al amparo de su rico pariente. Debemos apuntar que por aquellas fechas Santiago de Querétaro era una de las más prósperas e importantes de la Nueva España. Allí contraería matrimonio el 10 de septiembre de 1752 con la dama María Josefa de Passos Rico, perteneciente a una acaudalada familia queretana. De este matrimonio hubo seis hijos: Pedro Ignacio del Corazón de Jesús Terreros, bautizado en la iglesia de Santiago de Querétaro, el 1º de julio de 1753; Mariana Terreros Passos, casaría con José Martínez Moreno en 1770, tendría tres hijos y fallecería hacia 1789; María Josefa Luisa García de Terreros, bautizada en la iglesia de Santiago de Querétaro el 19 de agosto de 1756; Ignacia Terreros Passos, quecontraería matrimonio con Miguel Vicente Martínez Moreno en 1773 y no tendría descendencia; María Clara Luisa García de Passos, bautizada en la iglesia de Santiago de Querétaro el 12 de agosto de 1759; y María Luisa Francisca Guadalupe García Terreros, bautizada en la iglesia de Santiago de Querétaro el 10 de marzo de 1762.

Este nazareno ocuparía cargos políticos en el cabildo de aquella ciudad. Así, fue alcalde ordinario de segundo voto en 1756 y poco después alguacil mayor. Y poco más sabemos acerca de su vida en la Nueva España. Sólo que otorgó testamento el 6 de febrero de 1773 y que en él estableció que se enviara a su villa natal, Dos-Hermanas, 250 pesos (unos 5.000 reales) para cada una de sus hermanas: Lucía, María e Isabel García de Terreros.

Igualmente, mandó que se sacaran del quinto de sus bienes la cantidad de 1.000 pesos (20.000 reales) para dotar una capellanía colativa en la iglesia parroquial de Santa María Magdalena de Dos-Hermanas, nombrando patrona a la cofradía de María Santísima del Rosario. Debían decirse veinte misas rezadas al año en el altar de la Virgen del Rosario y diez en el altar de Señora Santa Ana. Asimismo, ordenó que se enviaran 100 pesos a las hermandades de Valme y de Consolación de Utrera.

Finalmente, nombró albaceas a su esposa y yerno don José Martínez Moreno. Éstos se encargaron de ejecutar el testamento, por lo que en la flota de 1779 enviaron a España las cantidades anteriormente referidas junto con el testimonio del testamento expedido por el escribano público don José de Herrera ante don Antonio Septien y Castillo, alcalde ordinario de Querétaro.
Siempre es bueno recordar a los hijos de esta ciudad que, en este caso, destacaron en tierras lejanas y que, a pesar de las distancias, no olvidaron sus raíces.

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