Gracias Carmen Rodríguez Parrado por regalarnos tu esperado pregón del Rocío 2019 de Dos Hermanas, espléndido pregón, que a todos nos ha emocionado, por su sencillez, su cercanía y su emotividad.
Gracias Carmen por confiar tu presentación a tu niña, que con 16 añitos nos ha sorprendido a todos y que tiene tablas más que suficientes para eso y mucho más, porque… de tal palo tal astilla.
Gracias Carmen por darle su sitio a tus padres, Luis y Paqui, que te enseñaron a abrazar los valores cristianos y te enseñaron con su ejemplo que la vida no es un camino de rosas y que si queremos conseguir algo es a base de esfuerzo, de trabajo y de constancia.
Gracias Carmen por enseñarnos a los más ignorantes en estas lides, cómo es el Camino, tu Camino del Rocío, tu verdad y tus creencias, sin floreos ni tonterías rimbombantes, con todo lujo de detalles, explicados desde el corazón.
Gracias Carmen por acordarte de tanta gente y de tantos amigos a los que nombraste por su nombre y a algunos por su sobrenombre o su mote, noble causa en la que mi hermano era experto en ponerlos, con una naturalidad y desparpajo digna de elogio, porque la hermandad del Rocío es una gran familia en torno al amor a la Blanca Paloma.
Gracias Carmen por ir de la mano de tus niñas, “Las Niñas”, siempre tus niñas, que ya son mujeres hechas y derechas, pero en el fondo del corazón siguen siendo aquellas niñas que sueñan una vez al año ir todas juntas y unidas por el mismo camino de la fe y del amor y el mismo sentimiento que da el Camino del Rocío.
Gracias Carmen por tu acompañamiento musical ¡anda que no has sabido elegir ni ná!, de Antoñito, de Carolina o de nuestra Rocío la del Cuni, que mejor no se puede cantar, ¡ah! y el coro de Las Niñas que no se olvide, arte y entusiasmo puro.
Gracias Carmen porque con tu pregón has demostrado que amigos y amigas no te faltan ni nunca te faltarán, y es que tienes ese don de los elegidos, con esa energía innata que consigues atraer a propios y extraños.
Gracias Carmen por honrar a ese pedazo de Hermano Mayor, Juan Sánchez Cumplido, que está bordándolo en sus funciones ayudado en sus labores por una gran Junta de Gobierno, y al que por cierto mi hermano, ¡sus cosas!, empadronó en el barrio del Turco.
Gracias Carmen por acordarte de otro Hermano Mayor con Mayúsculas, persona muy cercana que todos llevamos tan adentro, ¡ay que se nos fue!, pero que sigue estando entre nosotros, como ejemplo, faro y guía en muchos aspectos de la vida, pero sobre todo de simpatía y de amor y entrega a los demás, al que recuerdo con unas sevillanas: Allá en lo alto del cielo / hay una estrella encendía / donde vive un rociero / Hermano Mayor un día.
Gracias Carmen por acoger a mi niño en tu familia, por hacerlo hermano de la hermandad, por ser su madrina y transmitirle los valores auténticos rocieros, esos que tan a gala llevaba su tío por bandera, al que se parece en tantas cosas, y que pueda decir estas palabras, que decía su tío, muy pronto: Volveré a hacer el camino / y a tus pies Madre, postrarme, / volveré con mis amigos / para de rodillas, rezarte.
Gracias Carmen por ser como eres y por regalarnos a tus amigos y amigas un rato inolvidable que nunca olvidaremos y entre los vivas que te cedió el Hermano Mayor faltaron unos que permíteme remate yo:
¡El Rocío tiene un pregón.
El pregón, su pregonera.
Viva la madre de Dios y
viva su pregonera!