1918. La velada de Santa Ana, hace un siglo

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1918. La velada de Santa Ana, hace un siglo

Sabido es que a principios del pasado siglo la fiesta principal de Dos-Hermanas era la velada de Santiago y Santa Ana, nombre que recibían aquí las fiestas patronales. Durante unos días, las principales calles de la población eran adornadas con arcos florales, guirnaldas y banderas nacionales.

En la mañana del día 25 de julio, festividad del Apóstol Santiago, salía en procesión el Corpus Christi, gracias a un privilegio pontificio, mientras que el 26 de julio muy temprano, recorría las calles de Dos-Hermanas la patrona de la villa, Señora Santa Ana. En esta ocasión, veremos cómo se desarrollaron estas fiestas nazarenas en 1918, hace justo cien años.

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A finales de junio, la comisión de festejos y asuntos varios, presidida por el concejal José María Gómez Claro, comenzó a confeccionar el programa de actividades que debían realizarse los días de fiesta y a redactar el presupuesto. La velada comenzaría ese año el 24 de julio y concluiría el 28 de ese mismo mes, siendo los días álgidos, claro está, el 25 y el 26.

En la sesión que los capitulares nazarenos celebraron el 12 de julio, el secretario leyó una carta enviada por la hermandad de Santa Ana, donde el hermano mayor (que entonces era Enrique Sánchez Sánchez) pedía que “la música que haya de acompañar a la Santa en la procesión, sea costeada por el Ayuntamiento”. Los presentes aprobaron por unanimidad dicha petición, al tiempo que el alcalde, Juan Antonio Carazo Gómez, manifestó que “en vista de que cuesta un dineral la fiesta religiosa que viene celebrándose todos los años el día de Santiago, había pensado sustituirla por una misa de campaña que resulta una novedad y aprovechando la banda del Regimiento de Granada que se contratará para los festejos”.

Debemos recordar que en esa época era el consistorio el encargado de pagar la función que se celebraba en la parroquia tras la procesión del Corpus. Los concejales, conscientes de que las arcas municipales no disponían de suficientes fondos, aprobaron también por unanimidad la proposición presentada por Carazo. Antes de cerrar aquella sesión, el alcalde informó de que la comisión de festejos estaba ultimando el programa “con arreglo al dinero que puede disponerse”.

1918. La velada de Santa Ana, hace un siglo

A pesar de los apuros económicos, la velada de Santiago y Santa Ana de 1918 fue todo un éxito. Se engalanó el peculiar ‘recinto ferial’ nazareno, formado en ese año por la plaza de Alfonso XII (actual de la Constitución), el paseo de Federico Caro (plaza del Arenal) y las calles Nuestra Señora de Valme, Reina Victoria (hoy del Canónigo) y primer tramo de Santa María Magdalena.

En el referido paseo se instalaron pequeñas casetas, como la del Círculo Maurista o la del Círculo Liberal. Según contó el periodista Francisco Ruiz de los Ríos en su crónica de La Unión de 31 de julio, ambas casetas estuvieron muy concurridas el día 28. Hizo especial hincapié en la caseta del Círculo Liberal, afirmando que “estaba rebosante de público. Numerosas parejas bailaban en la pista destinada para ello. Llamó poderosamente la atención la pareja compuesta por la bellísima señorita María de los Reyes Sorrentini y el niño Manolo Ruiz, que son dos verdaderos maestros en el arte coreógrafo. En esta caseta saludamos al señor Alcalde de Dos-Hermanas, don Juan Antonio Carazo, que tuvo para con nosotros toda clase de atenciones”.

Entre los presentes en la caseta destacó a las jóvenes “Concha, Luisa y María de los Reyes Sorrentini, Candelaria Rubio, Pepita y Lola Jiménez, Concha Galera, Emilia Vega, Tula y Fernanda Fernández, Irene Olivero, Virtudes Moreno y María Morales” y también a “don Juan Antonio Carazo, don José Miguel Torres, don Francisco Tinoco, don Luis Ordóñez, don Francisco Arroyo y don Manuel Orellana”. Este periodista sevillano informó, además, de que “fueron muchas las familias que, tanto de Sevilla como de Utrera, aprovecharon la ocasión de pasar un día alegre y divertido” en la particular feria de Dos-Hermanas.

Para animar las noches de la velada y acompañar las procesiones del Corpus y de Santa Ana, el consistorio contrató los servicios de la banda de música, cornetas y tambores del Regimiento de Infantería de Granada n.º 34, al frente de la cual estaban los oficiales Agustín Díaz y Moisés García Espinosa (que sería Músico Mayor del regimiento en 1927). No se contó con la banda municipal porque en ese momento estaba desorganizada. Asimismo, se hicieron carreras de bicicletas y cucañas “que regocijaron a grandes y chicos”, como bien afirmó el periodista Ruiz de los Ríos.

Terminados los festejos, en la sesión celebrada por los capitulares el 2 de agosto de 1918, se dio un voto de gracias al general del regimiento, Francisco Canellas, y a los antes mencionados oficiales por la asistencia de la banda de música; y a los periodistas sevillanos Luis González Rosales, de La Fiesta, Manuel Orellana, de El Correo de Andalucía y el expresado Francisco Ruiz de los Ríos, de La Unión, por su presencia y sus respectivas crónicas.

En cuanto a los gastos, se pagaron 352,25 pesetas al maestro de obras de la villa por el arreglo de las calles donde se iba a instalar la velada. A la Compañía Sevillana de Electricidad se dieron 549 pesetas por el alumbrado eléctrico de la velada, mientras que a José Martínez se pagaron 550 pesetas por los fuegos artificiales. La banda, por su parte, tuvo un coste de 1.050 pesetas.
Aquella velada de 1918, que transcurrió con brillantez, supuso el prólogo de la época dorada de esta fiesta nazarena, que tuvo lugar en la década de 1920.

Foto de la Playa de Chipiona de 1930

FOTO DEL MES
Cerramos esta sección, antes de las vacaciones estivales, con esta simpática instantánea que generosamente nos ha cedido nuestro buen amigo David Hidalgo. Fue tomada en una de las playas de Chipiona el 30 de agosto de 1930. En la fotografía podemos ver a: Antonio Peña Sánchez, concejal durante los años de la dictadura de Primo de Rivera 1; Josefa Peña 2; Carmen Tinoco, portando una curiosa sombrilla 3; la esposa de Fernando Casanovas 4; Fernando Casanovas y Casanovas, empleado del Ayuntamiento nazareno 5; Filomena Tinoco 6; María Bautista 7; y una joven que no hemos podido identificar 8. Y es que desde finales del siglo XIX se popularizó en Dos-Hermanas la costumbre de tomar los ‘baños de mar’, que tenían, casi siempre, un fin terapéutico (eran recetados, incluso, por los médicos de la villa). Es muy común encontrar en las actas capitulares nazarenas numerosas referencias a la solicitud, por parte de los concejales, de licencias para poder trasladarse a una playa para tomar esos ‘baños de mar’. También el consistorio daba ayudas económicas a los vecinos pobres que también necesitaban tomar dichos baños.

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