A víctimas, familiares y amigos, que el terrorismo se cruzó frente a ellos.
No hay palabras, ni consuelo, ni tranquilidad, siempre quedará en nuestra memoria todos los corazones que el viernes dejaron de latir. Quizás no conocíamos a esos inocentes, quizás no éramos conscientes de sus vidas, quizás pensábamos en tonterías, quizás vivíamos nuestros caminos, quizás estábamos sonriendo, quizás trabajando, quizás divirtiéndonos.
Es un dolor que se revive, que transporta en la memoria a todas las personas que hoy ya no tienen esa oportunidad de ir saltando los obstáculos de la vida, porque el 11S, 11M, 7 J y el 13 N se cruzó sin preguntar, sin cuestionar, sin esperarlo.
Y llega un momento en el que las ilusiones son robadas, las sonrisas son borradas en el aire, las lágrimas se clavan en todas las miradas, la ira se intensifica y el corazón palpita por personas inocentes que no han elegido ser víctimas de otras que han jugado con sus vidas.
“No es solo indignación, no es solo dolor, no son solo lágrimas, no son solo pérdidas, no es solo injusticia, no es solo impotencia, no es solo miedo, es también una falta en cada alma.”
