Entrevista a José Román Castro

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    José Román Castro, delegado de Fiestas y Servicios

    Delegado de Fiestas y Servicios

    {xtypo_quote_left}He pretendido darle a la ciudad la feria que por su categoría se merece{/xtypo_quote_left}

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    Si esta Feria de Mayo tendrá un cariz especial será para la persona que ha estado al frente de su organización en los últimos 32 años. José Román Castro afronta la recta final de su labor como concejal del Ayuntamiento de Dos Hermanas, vinculado siempre, desde las diferentes concejalías que ha presidido, con esta celebración. Desde la primera feria de 1983 en Los Montecillos hasta la de 2015 en Vistazul, dista toda una vida de trabajo y dedicación para darle a la ciudad la feria que por su categoría se merece.

    ¿Se hace uno al cuerpo de que esta es la última feria que vive al frente de su organización?
    Claro que sí, es más, como demócrata que soy desde siempre, puedo decir que cada cuatro años he estado preparado para que fuera el último. Suelo aplicar aquello que decía Antonio Machado: “Y cuando llegue el día del último viaje y esté al partir la nave que nunca ha de tornar, me encontraréis a bordo, ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos de la mar”.
    ¿Cómo espera vivir esta edición que, supongo, será especial?
    Como todos los años, trabajando a tope, coordinando a los servicios y procurando que todo salga lo mejor posible. Esa es mi obligación y mi compromiso con Dos Hermanas.
    ¿Qué recuerdos tiene de las primeras ferias que organizó como concejal del Ayuntamiento?
    La primera feria que organizamos fue la del año 1983, en los terrenos de Los Montecillos, a finales de julio. Las casetas eran grandes terrazas abiertas con una especie de sombrajo en la parte que acogía el bar. Durante el día no había nadie en la feria, debido al calor de esas fechas , y antes de que terminara, algunas casetas desmontaban, o las desmontaban con las copitas como le ocurría a la del torero que en paz descanse. Había que darle seriedad a la feria, por eso recuerdo que le dije “mientras yo sea delegado no montarás más caseta…”. Al cabo de unos años montó otra caseta, ésta ya sí muy bien montada, la que hoy se llama El Futbolista y que cuenta entre sus socios con Los del Río.
    ¿Cómo ha evolucionado la feria desde entonces?
    La feria ha evolucionado al mismo ritmo que la ciudad. Ya lo anuncié en el año 1987 cuando la ponía como símbolo de la transformación que estaba experimentando esta ciudad impulsada por su alcalde.
    ¿Por qué momento atraviesa esta celebración actualmente?
    Como dice el refranero, “cada uno cuenta la feria como le va”. Yo pienso que la feria refleja el momento que vive la ciudad y el país, aguantando cada uno como puede, con la esperanza de mejorar.
    Si tuviera que hacer balance de su gestión y organización de la feria en todos estos años, ¿qué logros resaltaría de la misma?
    El éxito tiene muchos padres pero el fracaso ninguno. El que dice “soy” es porque no tiene quién le diga “eres”. Soy el menos indicado para ello. Quiero que sean los ciudadanos y ciudadanas, el tiempo quien lo haga. Sí puedo afirmar, que hemos pretendido darle a Dos Hermanas la feria que por su categoría merece. Y se ha conseguido, esa era nuestra obligación y nuestro objetivo.

    {xtypo_quote_right}La feria refleja el momento que vive el país, aguantando cada uno como puede{/xtypo_quote_right}

    Y de las vivencias, ¿qué recuerdos atesora de todos estos años de feria como Delegado?
    Recuerdos para escribir un libro…, o más. Voy a narrar una a modo ilustrativo: corría el año 1987, cuando se hizo la primera Feria de Mayo en el recinto actual. Empezó a llover el martes, y con los imbornales llenos de albero, la feria era un lodazal de agua y barro. El jueves de feria, me dijo un buen señor, supongo que para animarme, “Estas son las lágrimas de santa Ana por haber cambiado la feria”. Por otra parte, estando en el campo de feria, viendo como los servicios municipales achicaban el agua de las calles, confluyeron delante de mí dos grupos de manifestantes. Uno, eran los dueños de los cacharritos y otros, los reposteros de las casetas, y me dijeron: “señor Román, es el segundo día de feria y no hemos hecho ninguna caja. ¿Qué va a hacer el Ayuntamiento al respecto?”. Le contesté lo siguiente al momento: El Ayuntamiento está haciendo lo que puede, sacar agua, y ustedes también podéis hacer algo. “¿El qué?”, preguntaron. Les contesté: Rezad para que deje de llover. Agacharon la cabeza y se marcharon, cada uno por donde habían venido. Tengo que decir, que salió el sol con la fuerza que sale en nuestra tierra y secó los charcos, inmediatamente se llenó la feria de personas. A las tres horas, vino a verme el del trenecito, el mismo que sigue viniendo ahora, y me dijo: “señor Román, no se preocupe, que yo ya he cubierto gastos”. También vino a verme Manuel Rivero Monterior (q.e.p.d), que era por entonces hermano Mayor de Santa Ana, y al enterarse de lo de las lágrimas, me dijo: “No te preocupes Pepe, que yo he estado toda la noche rezando para que no llueva más”. El alcalde me dijo: “Tendrás que acabar regando en la feria”. Y así fue, el domingo saqué el camión de riego para asentar el polvo que levantaban los caballos.
    Al que le suceda en su cargo, ¿algún consejo sobre cómo afrontar esta celebración?
    Ninguno que no me pidan. Si lo hacen, estaré encantado de colaborar en lo que pueda. Parto de la teoría de que nadie es imprescindible y que todo es manifiestamente mejorable. Eso sí, siempre he tenido claro que estoy al servicio de los ciudadanos y que eso es un honor. He procurado no ser sectario y tratar a todo el mundo por igual. Si lo he conseguido, he cumplido con mi obligación y mi conciencia, y si he molestado o dañado a alguien -por supuesto sin intención- quiero pedir públicamente disculpas.
    ¿Se le ha quedado algo por decir de lo que quiera dejar constancia?
    Parafraseando a Píndaro, pienso que los silencios son mucho más elocuentes que las palabras. Dicho de otra manera, más valor tiene lo que se calla que lo que se dice. En este preciso momento de feliz final de etapa, me quiero quedar, en primer lugar, con el agradecimiento hacia la persona que me dio esas responsabilidades, el alcalde, y de los diferentes y excelentes colaboradores que he tenido en las diversas delegaciones que he dirigido; Cultura, Fiestas, Policía, Transporte, Bomberos y Servicios. Así como a todos los trabajadores de las mismas y del resto del Ayuntamiento incluidos los que ya se han jubilado, como el buen amigo Pedro Sánchez y los que no se encuentran entre nosotros. También dar mi agradecimiento a los componentes de la cabalgata, y como no a las diversas entidades cívicas, deportivas y culturales, a las hermandades, a los cuerpos de seguridad, así como todos los que hacen el esfuerzo de montar una caseta cada año en nuestra feria. Sin olvidarme de los medios de comunicación, sin exclusión, además de tener un recuerdo especial para los compañeros de corporación, los de mi partido y los de los otros grupos a los que siempre he intentado atender con agrado y respeto, y un afectuoso saludo y agradecimiento muy especial a todos los nazarenos.

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